La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble imprescindible para el ser humano. Su poder antioxidante es uno de sus beneficios más conocidos, ya que actúa protegiendo las células del daño que producen los radicales libres. Y es que, la oxidación celular va ligada tanto al envejecimiento fisiológico como a una serie de patologías como las enfermedades cardiovasculares. Además, es protector de encías y dientes.
Si tenemos un déficit de vitamina C, podríamos sufrir sangrado en las encías que, si no es tratado, puede derivar en gingivitis. Es por eso, que esta vitamina ayuda a la reaparición de tejidos gingivales por su poder cicatrizante y evita que se retracten las encías.
Gran aliado para los huesos y cartílagos
Además de participar en la formación de colágeno, la vitamina C colabora en el mejor aprovechamiento del calcio. Gracias a esto, ayuda a prevenir la pérdida ósea y al mantenimiento de la densidad ósea.
Es cicatrizante de heridas
La vitamina C es imprescindible en el proceso de formación de colágeno, por lo que se convierte en una vitamina esencial en los procesos de cicatrización. No obstante, contribuye a mejorar los procesos inflamatorios y los postquirúrgicos; además de aumentar la proliferación de fibroblastos y mejorar la cicatrización problemática.
Recurso contra la fatiga y el cansancio
Colabora en la reducción del cansancio debido a la actividad física y evitando la debilidad muscular. También se ha demostrado que un déficit de VIT C podría afectar negativamente a la capacidad psíquica causando irritabilidad. Además, está relacionada en los procesos de síntesis de adrenalina, siendo necesaria para la realización de ejercicio.
Ayuda al sistema nervioso
Esta vitamina también consigue reducir el nivel de cortisona en sangre. Por este motivo, ayudará a reducir el estrés y mejorará los procesos cognitivos; además de actuar en la formación de mielina en las neuronas, mejorando la comunicación celular y optimizando procesos cognitivos.
Mejora nuestro sistema inmune
Estimula y modula la respuesta inmunitaria, ya que influye directamente en el funcionamiento de monocitos, neutrófilos y linfocitos T, B y natural Killers. Sin embargo, la mayoría de estos beneficios se consiguen a dosis superiores a las cantidades diarias recomendadas y es importante no sobrepasar la dosis máxima para evitar efectos indeseados como las molestias gástricas.
¿Dónde podemos encontrar vitamina C?
Las frutas y verduras son las mejores fuentes de vitamina C, por lo que debemos llevar una alimentación variada. También es importante tener en cuenta la cantidad de vitamina C que necesitamos aportar a nuestro organismo, dependiendo del estrés, la contaminación, el tabaco y otros factores
Por ejemplo, las frutas cítricas suelen ser ricas en ácido ascórbico. La que más cantidad aporta es el Kakadu, una fruta Australiana con 5000 mg por cada 100. Le sigue el camu-camu, que se puede encontrar en Amazonia, Perú, Brasil y Colombia, con 2000 mg por cada 100 g.
Las naranjas y el pomelo son las más conocidas, pero no las que más vitamina C nos aportan. Por otro lado se encuentran: la guayaba, el chile, el perejil, la papaya, la col, la mostaza, la albahaca, el cebollino, los pimientos rojos y verdes y el kiwi.
Además, podemos encontrar complementos alimenticios de vitamina C en diferentes formatos como: efervescente, cápsulas, comprimidos y soluciones concentradas.
Basado en el artículo escrito por Paula Fernández, @farmaadicta
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