Un Decálogo elaborado Hella, proveedora de productos del automóvil, nos muestra cómo diferenciar la copia de la pieza original, concretamente en faros.
Según muestra el proveedor, los faros originales siguen las especificaciones de los más tantes fabricantes del automóvil. Por este motivo, permite ajustarlos perfectamente a la carrocería cuando se realiza una reparación. Por el contrario, si se adquieren copias, el conductor se arriesga a tener que realizar posteriormente retoques o modificaciones.
Por otro lado, recomienda no dejarse llevar las apariencias y afirma que aunque a prera vista todos los faros parezcan iguales, ya en el montaje pueden surgir problemas que evidencien las diferencias entre modelos. Por otro lado, insta a evitar la tentación de lo barato. Y es que un precio más económico ‘sólo puede significar menor calidad del producto', muestra Hella y además, hace hincapié que cuando no se utilizan piezas originales en su composición, ‘son habituales las reclamaciones de los clientes a los talleres fallos mecánicos (roturas) o daños térmicos (fusiones, igniciones) de los componentes de los faros'.
Además, hay que tener en cuenta que hay más faros de baja calidad de los que suponemos. Por este motivo, resalta que todos los faros que se comercializan deben contar con una homologación de la CEE. Aún así, destaca que una vez concedida, las autoridades no vuelven a controlar la calidad. Durante el proceso de producción, ‘ésta puede sufrir evidentes variaciones que, en algunos casos, provoca el desprendiento de la capa metalizada y la pintura'.
Estudios realizados Hella han demostrado que ninguno de los faros de menor calidad examinados había sido ajustado de fábrica. Igualmente da tancia a la inversión en investigaciones y desarrollo de las compañías dedicadas a la fabricación de estos componentes y cuidar la iluminación del coche. Y es que los faros de baja calidad no alcanzan los valores prescritos legalmente.
