ANÁLISIS PR. Josep Callá hará efectiva su marcha de Weber Shandwick en las próxas semanas, lo que da motivos para analizar su gestión durante los dos años y ocho meses que ha permanecido en el cargo. A falta de conocer las cuentas de la compañía en 2.009, la multinacional de Interpublic sigue en números rojos…y con un futuro más que incierto.
Complicada tarea tendrá la persona que releve a Josep Catllá al frente de Weber Shandwick España, una compañía lastrada sus propias decisiones de management y una situación financiera delicada. Con un resultado neto de casi medio millón de pérdidas en 2.008, las cuentas de 2.009 (aún no presentadas en el Registro Mercantil) pueden ser un auténtico debacle, si atendemos a la caída generalizada del sector (en el mejor de los casos de un 10%), indemnizaciones resolución de contrato y demás aspectos que han marcado un difícil año para la consultora.
Lo cierto es que durante la dirección de Catllá, a caballo entre Madrid y Bruselas hasta marzo de 2.009, las cifras presentadas la compañía distan mucho de ser las propias de una entidad con su capacidad de generar negocio. De esta manera, podemos apreciar cómo desde 2.007 (Catllá tomó posesión del cargo en julio) los honorarios aumentaron un 5% respecto al ejercicio anterior, para alcanzar unos resultados netos de 205.000 euros. En ese ejercicio, además, se produjeron algunas salidas significativas, como las de Arturo Cuervo (Director de Public Affairs), Rosa Coto (Directora de la oficina de Barcelona) y Jae de la Serna (Director de Corate), además de confirmarse la pérdida de la cuenta global de Coca Cola, atendida Weber Shandwick durante los últos 15 años.
Sin embargo, los resultados de 2.007 se verían lastrados en 2.008, cuando la compañía presentó pérdidas netas valor de 483.000 euros. Dentro de esta cifra, destaca una reducción de ingresos honorarios cifrada en aproxadamente un 5%, al mismo tiempo que los gastos de personal crecían un 13% (a pesar de que el número medio de empleados pasó de 61,58 a 56,26). Entre estos últos, destaca el incremento de 150.000 euros en el apartado de retribuciones del consejo de administración (de 180.000 se pasa a 333.000), cifra que podría explicarse parcialmente si desde Interpublic se putara el salario completo de Catllá a la oficina española, en lugar de compartirlo con la de Bruselas.
¿Y 2.009? Durante el últo ejercicio, Weber Shandwick ha tenido que afrontar la rescisión del contrato de Esther Lobo, hasta entonces directora de la oficina de Madrid, así como el agravante de una crisis económica de la que ya informó en su balance de 2.008, y que podría cifrar en una caída mína del 10% los ingresos honorarios de la firma. Por tanto, y a falta de conocer los resultados financieros del periodo (la compañía tiene hasta el 31 de julio para presentarlos al Registro Mercantil), todo apunta a que el elegido Colin By tendrá mucho trabajo delante en una compañía hasta ahora a la deriva.
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