La bajada a los infiernos del mayor magnate mundial de los medios de comunicación es algo más que un escándalo global: es un test mediático sobre el cambio de signo en el mundo de la información y en la política.
La red social Twitter es un medio de comunicación asombroso. El pasado domingo 17 de julio, con motivo de la final de la Copa del Mundo de fútbol femenino, que enfrentaba a Estados Unidos y Japón, se llegaron a intercambiar 7.196 mensajes segundo, sólo de este tema, lo que constituye un récord tan espectacular como revelador.
Sin llegar a esas cifras, el estallido de indignación en Twitter el escándalo de las presuntas prácticas ilegales y el cierre del semanario británico “News of The World, de 168 años de antigüedad, está alcanzando niveles también récord. “Exempleados del conglomerado de medios News Corp. están tuiteando su cabreo como locos”, se puede leer en la red social.
El papel de las redes sociales ha sido y está siendo muy tante a la hora de boicotear a los anunciantes, prero de NoW y luego de otros medios del perio. Murdoch no cerró el semanario poniendo en la calle a 200 periodistas tan sólo un ejercicio de relaciones públicas, sino que había claras señales de abandono en masa de anunciantes.
Rupert Murdoch ha contratado a uno de los mayores especialistas en comunicación, el norteamericano Steven Rubenstein, que ha viajado a Londres para preparar la estrategia del magnate, especialmente ante su cita en el Parlamento británico.
Pero a pesar de todo su dinero y su poder mediático, Murdoch está perdiendo la batalla en Intet. La oleada de indignación la Red no remite y está actuando como un notable acelerador de la crisis. El ascenso de Intet tiene su contrapartida en la puesta en cuestión de las propias estructuras del poder establecido. Los pactos no escritos entre magnates de los medios y los líderes políticos están siendo muy rápidamente erosionados.
Lo que sale en Twitter, Google o Facebook se está demostrando muy difícil de detener, incluso parte de los hombres y mujeres más poderosos del mundo. “Estamos asistiendo a una democratización, un deterioro del poder de la información tradicionales, como los gobiernos y los directores de periódicos”, ha dicho Jonathan Wood, analista de asuntos globales de Control Risks. Los consumidores o los manifestantes se unen a través de las redes sociales para un boicot a una marca o un moviento político con mayor eficacia que lo podría hacer un gran sindicato.
La situación económica de News Corp. está siendo duramente baqueteada la crisis. Su capitalización bursátil ha perdido más de 5.000 millones de euros en 5 días, algo así como 1.000 millones diarios. Pero es tante señalar que News Corp. aún tiene una situación financiera muy sólida. Tiene 11.800 millones de dólares en cash y su cashflow anual está en unos 2.500 millones de dólares. También hay que resaltar que la familia Murdoch controla este hólding con sólo el 30% del capital, a través de un sistema de acciones dotadas de votos preferentes, detentadas un hólding inversor. A su vez, News Corp. controla unas 200 sociedades de manera directa y cerca de 1.000 de manera indirecta.
News Corp ha tenido la vida fácil mientras que la economía financiera triunfaba sobre la real, pero ahora es un valor que está quemando a los inversores. Como dicen los americanos “cuando arrojas dinero sobre un incendio en llamas, el dinero no es nada más que combustible”.
MIGUEL ORMAETXEA
PERIODISTA