Hasta ahora, en anteriores artículos, hemos visto que una conducción prudente y segura exige el dominio y la competencia de una serie de habilidades manipulativas y perceptivas más sples relacionadas con el manejo del vehículo y de una serie de habilidades cognitivas relacionadas con el procesamiento de la información pero sin duda, es necesario también una serie de habilidades sociales relacionadas con las reacciones emocionales y dinámicas de relación interpersonal e interacción social. Hablamos de la habilidad para afrontar el estrés, el autocontrol emocional y la interacción social en situaciones de tráfico.
Todavía tiene mayor tancia ya que existe una relación directa entre un desarrollo inadecuado de las habilidades cognitivas o sociales y la conducción antisocial causante de un tante número de incidentes viales que tiene como protagonista principal al exceso de velocidad y la ingesta de alcohol.
En la medida en que el tráfico es un contexto de interacción social, la conducción también requiere de habilidades sociales. La conducción segura requiere que se preste una tante cantidad de atención a la conducta de otras personas. La conducción es una actividad que requiere de habilidades interpersonales, las mismas que se necesitan para actuar de forma competente y eficaz en cualquier contexto o actividad social.
Para una conducción segura también es tante que tratemos de conocer y evaluar las intenciones de los otros conductores y que seamos capaces de anticipar cuál será la conducta más probable. Sin embargo, estas evaluaciones deben realizarse con un míno de información, ya que la comunicación, base de la interacción social, es muy litada en la mayor parte de situaciones de conducción.
Entre los conductores, la comunicación es generalmente no verbal, lo que conlleva escasa fiabilidad y enorme cantidad de confusiones e interpretaciones erróneas. No debemos olvidar que la comunicación escasa, nula o ineficaz es un abono para el conflicto y la agresión.
La cooperación y consideración entre los conductores es esencial para conseguir que el tráfico sea fluido y seguro. La ausencia de habilidades sociales se relaciona con un mayor número de infracciones y con una mayor frecuencia de accidentes.
Finalmente, existe evidencia de que las personas que tienden a la intidación en sus encuentros sociales, también son agresivos cuando conducen.
D. Roberto Durán Romero
Vocal del área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid)