Los anales de sangre fría adaptan su temperatura coral a cualquiera que sea la temperatura ambiente. Se amoldan para sobrevivir y suben o bajan grados para adaptarse al medio.
Las personas de sangre fría adaptan su comtamiento a las circunstancias de cada situación, y son capaces de sonreír con hipocresía ante alguien a quien acaban de despellejar. Y cuando además se ven amparadas un cargo que les da inmunidad, la cosa se agrava.
Y es que salir sin paraguas un día de lluvia es malo, pisar un charco y empaparte, peor; pero encontrarte cara a cara con tu peor enemigo, poco después de haberte apuñalado, y teniendo en cuenta que en tu empresa trabajan 773 trabajadores, de los cuales te llevas bien con los 772 restantes, es péso y de lo más inotuno.
Esto le pasó el otro día a una amiga con muy mala suerte, pero nadie está a salvo. Los hipócritas andan todas partes y cada vez resulta más complicado encontrar la verdad bajo sus máscaras de teatro griego. Una lásta…
Los murciélagos nunca duermen…