La saturación informativa a la que nos someten constantemente las marcas está dando lugar a una forma de ‘outbound g’ especial que devuelve al producto la tancia perdida a favor de la promoción: el tryvertising. Se trata de una estrategia que revoluciona el papel de los anunciantes, los distribuidores e incluso los propios consumidores.
Hace poco Madrid acogía una acción creativa que consistía en un probador virtual instalado en la estación de Atocha para una marca de lencería. Se confirmaba así la presencia de una nueva tendencia de g en el territorio español, el tryvertising o prueba de productos a elección de los usuarios.
Este tipo de promoción puede presentarse bajo distintas formas, desde un plan de medios que combina el mundo real y el mundo online, haciendo que las personas que se prueban ropa solamente para hacerse fotos las suban a Pinterest y así aunque no compren hablen de la marca; hasta un plan que sitúe los productos en puntos estratégicos o en ‘retailers’ especializados en ‘sampling’.
Una especialista en ofrecer productos de muestra a los potenciales consumidores es la agencia australiana de tryvertising Bright Red Boots. Sus integrantes creen que el producto o servicio es el mejor anuncio y que probar una marca es el factor de influencia más poderoso para las compras.
Para conseguir el engagement de los consumidores Bright Red Boots sitúa los productos tanto en plataformas cerradas como al aire libre: aeropuertos, playas, gnasios, cines, universidades, cruceros, lavanderías y centros comerciales, entre otros.
La agencia afirma en su página web que ‘el mensaje ya no es más el producto’, sino que ‘ahora, el producto es el mensaje’. También afirman que ‘el tryvertising funciona que la mejor manera de vender un producto es dejar a la gente que lo pruebe. Se trata de vender honestidad y puesta en escena de tu marca a través de su experentación, más que a través de eslóganes pegadizos’.
Paralelamente a agencias especializadas, empiezan a surgir distribuidores con una peculiar visión del negocio: los trystores o los sample labs. Utilizan un modelo que aúna el respeto a los usuarios (o trysumers), que eligen qué producto quieren probar y el momento en que desean hacerlo, con la eficacia para el anunciante: el mecanismo no es la publicidad intrusiva, puede generar viralidad e incluso a veces los trysumers están dispuestos a pagar adquirir muestras.
Por tanto, las nuevas tiendas de muestras pueden llegar a obtener beneficios desde dos vertientes: el anunciante que paga situar en las estanterías sus productos y el consumidor que se paga una cuota mína obtener una variedad de productos que desee.
Así, Chris Anderson afirma en su libro ‘Gratis: el futuro de un precio radical’ que la franquicia Sample Central obtiene 554.900 dólares: 360.000 dólares el alquiler de estanterías, 144.000 dar a los anunciantes información para estudios sobre los comtamientos del consumidor y 50.900 las cuotas que pagan los socios o trysumers.
Se trata de la prera trystore, creada en 2007 en Tokio bajo el anterior nombre de Sample Lab. No es solamente un sitio donde los productos se colocan a la vista de los usuarios, sino también una atmósfera de compra real a tiempo real que cuenta con áreas de demostración de productos y salones de maquillaje donde las mujeres pueden probar productos de belleza. Allí los miembros pueden probar los últos productos y aquellos que aún no han sido lanzados y obtener muchas muestras de manera gratuita.
Seguiremos informando…