El pasado vies me pasé el Matadero de Madrid, en el que más de cien pequeñas empresas se habían reunido en torno a la segunda edición del Zinc Shower. Un evento que con muy pocos medios, reunía a ‘inversores’ (y lo entrecomillo que sólo vos dos) y emprendedores empotrados en minúsculos espacios, los que habían pagado un dineral.
La llegada fue espectacular. Nadie sabía nada de las diferentes reuniones, ni dónde, cómo… Un verdadero caos. Para no dejar de comer, eso de la insulina, me dirigí a una de las cafeterías y me tomé un montado duro. En un rato, había un camarero con una bandeja ofreciendo a los comensales el canapé.
Pero, fuera de que pudiese estar mejor o peor organizado, que todo es muy mejorable, lo que me dejó estupefacto fue de nuevo asistir a un lugar en el que la seguridad era inexistente y los kilos de materiales, cartones, pinturas… se apilaban, y todo en una misma nave… habría faltado una chispa para enfrentarnos a un nuevo Madrid Arena.
Una vez más los sistemas de seguridad han fallado, y gracias a que no ha pasado nada. Zinc Shower, podría haber pasado a la historia como… pero ni esas, no ha pasado.
pedro aparicio pérez
gurú horas
fontanero de la Comunicación
director de prnoticias.com
