Publicar un titular que habla de lo que hacemos, vivimos, sentimos… es ‘riesgoso’, como diría mi admirada Giselle, pero es un ejercicio sincero, desde el corazón, el asombro, la locura, la interpretación de los sueños más profundos que es cuando ves a cámara lenta lo que te rodea. ¡TODO ES COMUNICACIÓN! oníricos, visiones… en todo está la ‘bendita’ Comunicación, o debería haber dicho ‘maldita’…
Un día, como otras veces, me llamaron desde Moncloa para ir a sentarme al asiento en el que el Presidente, a modo de banquillo futbolero, calienta, para salir después ante los Medios de Comunicación a no decir nada. Siempre he esperado y he tenido ‘fe’ pensando que a Mariano Rajoy le llegaría el momento en su ‘estrategia’ para dar la cara y contarnos a los españoles dónde estamos y sobre todo hacia dónde vamos. En esa reunión monclovita con la actual Secretaria de Estado de Comunicación, Doña Carmen Martínez Castro, a la que admiraba por su colaboración en Onda Cero en la Brújula de la economía de Alsina, junto al admirado e incombustible Fernando González Urbaneja… Carmen me resultaba agradable, sin poder ni entrar a valorar sus conocimientos, parecía fresca y viva.
La llegada de Mariano Rajoy a Moncloa y su encierro, demuestra una vez más que Moncloa está gafada, que hay seres de otros mundos, e influencias de todas las velas negras… Lo digo de cachondeo, pero es verdad. Por qué no está el Despacho del Presidente del Gobierno en el centro de Madrid, y que salga a la calle, y que no pierda el pulso, y que se abstraiga de su corte de bailarines que llegan a decir gilipolleces (cobradas por supuesto), tales como: ‘Presidente nos viene bien perder las elecciones’. ¡VETE A LA MIERDA! Que especie de amenaza puede dictar esas sentencias tan anormales, inmorales… ¡Patán! Creo que era el nombre, Pierre Patán… ¡Estás Pal Piso!, querido asesor del hueso de la carne de las vacas locas de Aznar… Jubílese que le adelantan hasta las caracolas.
Pues eso, que Doña Carmen Martínez Castro se ha dedicado los últimos cuatro años a esconder a un Presidente gallina, que sólo habla a través de: plasmas, conferencias en el extranjero, entrevistas pagadas… ¡Qué pena! Y, para esto necesitan tantos expertos, asesores… Luego no entienden qué es lo que les pasa a los españoles. Da igual la PRISA que se den, las inversiones que hagan en los mortecinos y pagados medios afines y contrarios, todo está perdido. Sólo un milagro lograría que los españoles pudiesen mirar a los ojos al candidato del PP, y no lo contaré para que se coman un poco la cabeza. Soluciones hay para todo, menos para la parca. El problema es que hay que sacar el cuello del agujero y mirar alrededor. España es el país más friqui de la Madre Tierra. Por la mañana ensalzamos el Monedero de la Puerta del Sol, por la tarde le cortamos los huevos, y a por otra.
La Comunicación es una cosa que se produce cuando el de enfrente se excita al mirar tus ojos, sentir que hay piel, tener buena onda, confiar… Es un poco de cada cosa en cada momento y las masas se ponen a bailar y se olvidan de cortar cabezas. Pero claro, para esto no hace falta tener MIL ASESORES, ni MIL NADA, hace falta tener una neurona que funcione, y sepa ir, dar la vuelta y volver…
Suerte, pero no lo vais a conseguir, estáis muy lejos del corazón de los españoles. Atentamente.
MI FELICITACIÓN DEL DÍA
A mi amigo Tasio que ayer hizo una paella deliciosa en horno, como los grandes. Ojalá triunfes, te lo mereces. Así, sí…
LA MALDAD DEL DÍA
EL FONTANERO
Benito era un chaval que debía tener entonces no más de veinte años, caminaba General Mola arriba, Costa Rica abajo, con sus andares orondos y divertidos, llevaba la bolsa llena de herramientas oxidadas… Estaba gordo y le resultaba difícil llegar, en esos baños tan pequeños, al codo de la taza, o al sifón… Siempre se ponía de rodillas y nos enseñaba parte de su enorme culo. Le mirábamos y nos reíamos, teníamos poco más de seis años. Benito sacaba la estopa, calentaba el plomo con su lámpara y hacía un mejunje que olía muy mal, pero excitaba, porque era como ¡controlar el fuego! A mi hermano Carlos le encantaba cada vez que llegaba Benito y se cruzaba con una peluquera a domicilio que venía a ordenarle los pelos a Mamá, que se los tiñó desde joven. Las canas, ¡la puta vida!
Jacqueline era una mujer que hacía parar la circulación. Era bien comparada como Marilyn Monroe, voluptuosa, redonda, amable, con poca formación, pero muy educada. Cuando la conocí me enamoré de su forma de meterse en el bolsillo a los hombres de diez en diez. Era una gran vendedora, amiga y amante. Ella se llevaba muy bien con el marido de La Petra. El cabestro, no se levantaba de su silla ni para ir a mear, pero cuando pasaba la pechuga de Jacqueline, tenía un resorte que le ponía recto todo el día… Priapismo… jajajaja… Que mujer más trabajadora y honrada. El hijo de La Petra se enamoró de ella, era lógico. Pero… me marcho a comer. Ya he vuelto y no quiero contar más. Las historias de Benito, La Petra, El Cabestro, su hijo de la portera… Mañana más…