Estos días tiene lugar en Madrid la IX edición del Congreso Nacional del Laboratorio Clínico, donde alrededor de 1.500 profesionales se dan cita para actualizar sus conocimientos y compartir experiencias. El evento se organiza de forma conjunta por la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), la Asociación Española de Biopatología Médica (AEBM) y la Asociación Española de Farmacéuticos Analistas (AEFA).
El Congreso supone un punto de encuentro para que los expertos puedan ver in situ los últimos avances tecnológicos y debatir sobre las tendencias innovadoras y punteras en preanalítica, ADN circulante, point of care, genética o la seguridad del paciente. Precisamente, este aspecto adquiere cada vez mayor importancia en el ámbito del laboratorio clínico, así como la prevención de eventos adversos debidos a los errores humanos y a fallos del sistema.
En este sentido, el Dr. Francisco J. Mérida, miembro de la SEQC y jefe de Servicio de Laboratorio Clínico del Área de Gestión Sanitaria Serranía de Málaga, afirma que ‘la seguridad del paciente es un aspecto íntimamente ligado a la calidad y, por lo tanto, no se entiende una asistencia de calidad que no contemple la seguridad del paciente. Las actualizaciones sobre esta materia, en el Congreso, se deben traducir en una asistencia más segura y de mayor calidad’.
De hecho, la seguridad del paciente en el campo del laboratorio clínico es muy amplia y abarca desde el momento en el que el médico decide solicitar una análisis de sangre; pasando por el momento de la toma de la muestra; el análisis en sí mismo; la emisión del informe final de manera comprensible y la correcta interpretación por el médico que realiza la petición. ‘En resumen, —afirma el experto— hay que cuidar la seguridad en cada proceso de laboratorio para asegurar la calidad’.
Por todo ello, desde las organizaciones internacionales se ha hecho una apuesta muy importante por mejorar la seguridad del paciente. Concretamente, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han incorporado en sus objetivos estrategias específicas en seguridad del paciente. Según explica el Dr. Mérida ‘una de las primeras medidas ha sido favorecer la comunicación de eventos adversos o sucesos indeseables para el paciente. Hay que recordar que más del 95% de los eventos adversos no se notifican y si no se notifican no se pueden conocer y, por tanto, mejorar’.
Además, el experto explica que ‘las aplicaciones informáticas han contribuido a una mejor trazabilidad del proceso en el laboratorio y a una más rápida detección de los posibles errores. Sin embargo, la mejor herramienta para mejorar la seguridad del paciente es la formación del profesional en esta materia, que es muy barata. Un profesional concienciado es mucho más efectivo que cualquier otra herramienta’.
‘En este sentido —finaliza— la formación que la SEQC dedica a los profesionales está enfocada a que estos tomen conciencia de nuestra forma de trabajar enseñándoles pautas para adoptar las medidas de mejora, y de qué riesgos potenciales se asumen en el trabajo diario, ya que hay que tener en cuenta que la ausencia de errores es una utopía. Deben aprender a vivir con la posibilidad del error, pues estando alerta es cuando menos fallos se cometen’.