Las puertas de la Academia de OT se abren este miércoles para recibir a los nuevos alumnos. El espacio de La 1 estrena su nueva edición esta noche a partir de las 22:35 horas con sensaciones encontradas. Tras el abrumador éxito cosechado por OT 2017, el programa se enfrenta a un cúmulo de retos e incógnitas que tendrá que superar para volver a convertirse en un fenómeno social de masas.
Esta nueva edición contará con un sinfín de novedades, que van desde el cambio en el profesorado a la incorporación de una nueva jueza pasando por el cambio de plató o de día de emisión. Por ello, hemos querido analizar cuáles son los fortalezas y debilidades de OT 2018:
¿Podrá con los fanstasmas del pasado?
La cascada de fichajes y salidas dentro del elenco de profesores ha sido uno de los aspectos más comentados por los seguidores del programa en los últimos meses. La marcha de Javier Calvo y Javier Ambrossi, Los Javis, y Guille Milkyway, tres de los docentes más carismáticos de la anterior edición, puede suponer un duro golpe para el talent, ya que sus clases eran las más seguidas a través del canal de Youtube.
Para suplirles, el espacio ha optado por incorporar a dos artistas con un perfil muy distinto al de sus antecesores para así lograr un elemento diferenciador y evitar la comparación constante. Itziar Castro, conocida por sus intervenciones en Pieles o Vis a vis, se encargará de las clases de interpretación, mientras que Miqui Puig será el nuevo profesor de cultural musical. Sin duda, se trata de dos profesionales que pueden enriquecer al programa con sus puntos de vista pero primero deben hacerse un hueco en el corazón de los espectadores, algo que se antoja complicado dado el buen nivel que mostraron sus predecesores.
La segunda incógnita que se cierne sobre OT 2018 está dentro del propio casting de concursantes. Nadie pone en duda la gran labor del equipo de Gestmusic, que ha demostrado en diferentes ocasiones su buen ojo para confeccionar elencos. Aún así, es probable que los nuevos aspirantes lleguen resabiados al programa y con el recuerdo de la anterior edición muy vivo, algo que puede perjudicar de forma letal a un formato que vive del talento, sí, pero también de la frescura de sus integrantes.
Pero, sobre todo, el mayor obstáculo para el éxito reside en la propia audiencia. Después de una edición que traspasó la pantalla y consiguió calar en la cultura popular de una manera muy especial, las expectativas de los seguidores están disparadas, lo que puede jugar en contra del formato. Eso sí, el programa tampoco puede pretender que los espectadores borren de un plumazo sus recuerdos, sino que tiene que buscar el equilibrio y mostrar esta nueva edición como una experiencia distinta, no como una continuación de OT 2017.
La experiencia y el nuevo plató, principales virtudes
Pero no todo son malas noticias. Una de los cambios más significativos de cara a esta temporada es el nuevo plató. La incorporación de proyecciones, 300 metros cuadrados de pantallas led y una pantalla móvil de 80 metros cuadrados, además del rediseño de la pasarela (que será recta) pueden dar ese toque de “espectacularidad” que busca TVE para darle una vuelta de tuerca al formato y, sobre todo, evitar los fallos técnicos que empañaron buena parte de las galas.
Aprender de los errores, en general, suele ser uno de los detalles positivos que da la experiencia. Después de más de media década en el dique seco, OT regresó el pasado año a ciegas, lo que provocó que experimentaran en diferentes ámbitos (redes sociales, repertorio, realización) para testar los gustos del público. De cara a esta nueva temporada, el programa podrá tener muy presente todo lo aprendido en la anterior edición y ponerlo en marcha, logrando momentos y tramas para el recuerdo.
Además, no hay que olvidar que Gestmusic es la encargada de llevar a cabo OT. La productora ha demostrado en estos últimos años su innegable capacidad para sorprender e innovar (TCMS o el propio Operación triunfo son los ejemplos más claros), poniendo en práctica su instinto y experiencia sin dejar de lado los gustos de las nuevas generaciones.
En definitiva, OT 2018 se enfrenta a los fantasmas del pasado (altas expectativas, recuerdo fresco de la anterior edición, concursantes que no llegan vírgenes), muy poderosos debido a la gran simpatía que despertó OT 2017, que incluso caló en una parte de la sociedad ajena al formato. Pese a ello, el buen hacer de Gestmusic y las inmensas posibilidades que posee el espacio mantiene las esperanzas de que OT consiga repetir el éxito, tanto dentro como fuera de las pantallas.
Seguiremos Informando…
