La Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente el “I Curso de Radiofrecuencia en Rehabilitación Intervencionista”, dirigido por los doctores Carmelo Fernández García y Almudena Fernández-Bravo Rueda, jefe del Servicio de Rehabilitación del hospital madrileño y jefa asociada del mismo servicio, con el objetivo de formar en la técnica de la radiofrecuencia, que se está consolidando como alternativa segura y eficaz para controlar el dolor durante el proceso de recuperación de los pacientes, así como en sus aplicaciones a médicos rehabilitadores con experiencia en el tratamiento con uso de la ecografía y el intervencionismo.
Pero bien, ¿en qué consiste la radiofrecuencia? Se trata de la aplicación de corriente alterna de baja energía y alta frecuencia en los tejidos con el fin de alterar la conducción nerviosa y evitar la transmisión del dolor. “En el Servicio de Rehabilitación de nuestro hospital llevamos mucho tiempo realizando bloqueos nerviosos guiados por ecografía para ayudar a controlar el dolor en los procesos degenerativos y facilitar al paciente los tratamientos de rehabilitación”, explica el Dr. Fernández, recordando, que “cuando disminuye el efecto de los bloqueos analgésicos, la radiofrecuencia es capaz de prolongar dicho efecto terapéutico”.
Durante la sesión de formación, los especialistas aprovecharon para explicar los principios fisiológicos de este procedimiento mínimamente invasivo. “Cuando la energía aplicada mediante el generador de radiofrecuencia atraviesa los tejidos, se modifica la temperatura interna, lo que altera la estructura molecular de las fibras nerviosas que participan en el proceso de generación del dolor”, detalla. De esta manera, se consigue reducir las sensaciones de dolor que llegan al cerebro.
Tipos de radiofrecuencia, resultados e indicaciones
Por su parte, la Dra. Fernández-Bravo especifica las dos modalidades que existen en esta técnica. Por un lado, la radiofrecuencia convencional o térmica produce una denervación dependiente del nervio al que se le aplica un aumento de temperatura, con el objetivo de impedir el paso de los estímulos nerviosos dolorosos. Por otro lado, la radiofrecuencia pulsada o neuromoduladora, consigue que, a menor temperatura, se bloqueen las conducciones sensitivas que provocan el dolor.
Someterse a un tratamiento con radiofrecuencia ayuda a prolongar el efecto terapéutico de los bloqueos analgésicos que, en ocasiones, es limitado en el tiempo mejorando así la calidad de vida de los pacientes y, en algunos, casos evitando incluso la intervención quirúrgica. Aora bien, las indicaciones más frecuentes para su aplicación en hombro, rodilla y raquis “son procesos degenerativos de pacientes que no pueden someterse a una intervención quirúrgica, aquellos que han pasado por cirugías en las que no se ha conseguido controlar el dolor ni con medicación analgésica, o situaciones de dolor crónico”, apunta la especialista.
Una vez concluida la parte teórica de la formación, se organizaron tres sesiones prácticas de hombro, rodilla y raquis con grupos formados por alumnos del curso, pacientes y un profesional médico referente. “Los integrantes de cada grupo fueron rotando por cada taller durante dos horas en las que se aplicaron las técnicas a tres pacientes”, concluye la Dra. Fernández-Bravo.
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