Madonna sigue usando una de sus fórmulas más clásicas para acaparar titulares: el uso de elementos de la religión católica en sus conciertos.
Madonna sigue usando una de sus fórmulas más clásicas para acaparar titulares: el uso de elementos de la religión católica en sus conciertos. Lo últo ha sido la sulación de una crucifixión en vivo, desde el escenario de su concierto en Roma. La condena de
La actitud de confrontación de la cantante con
La condena quedó en la retina de varios seguidores de la cantante, que recientemente coronaron ese vídeo con sus votos como el más transgresor de la historia, en un ranking realizado MTV con motivo de su 25 aniversario. Una prueba más de que los conflictos con
Ni corta ni perezosa, ante las declaraciones del Vaticano de rechazo de su espectáculo, Madonna fue un paso más allá para sacarle el jugo a esta nueva condena e invitó públicamente al concierto de su gira mundial “Confessions Tour” al mismíso Papa Benedicto XVI. El pontífice no acudió, como era previsible, y se perdió el espectáculo en el que la cantante tó una falsa corona de espinas para subirse a una cruz llena de luces, momento cúlmine que no todos sus fans italianos aplaudieron.
El objetivo de dar que hablar, aparecer en casi todos los medios de comunicación del mundo y no dejar indiferente a nadie se cumplió. Su actuación, llena de ágenes controvertidas en las que se mostraba al Sumo Pontífice y al ex dictador Benito Mussolini, sin duda fue una de las tantas provocaciones a las que nos tiene acostumbrados la cantante, que atrae, con acciones como éstas a miles de fans a sus conciertos y a las tiendas a comprar sus discos.