Es un día para estar de luto. Y es que, como bien informan fuentes de su entorno más cercano, nos ha dejado Shangai Lily. Conocido por todos, el feminista, gay, ateo, escritor, artista y activista (así se definía el mismo) ha muerto a los 53 años, resultado de unas complicaciones derivadas de una enfermedad que le afectaba desde hace ya bastante tiempo. Esto, no le había privado de seguir luchando por sus ideas, y por los ‘drag queens’ españoles, de entre los que fue pionero en los años 90, época en la que dio vida al Shangay Tea Dance, primera fiesta exclusiva para el colectivo, además de editar Shangay Express, primera publicación dirigida al público LGTB en nuestro país.
Pero Shangai Lily no se quedó únicamente ahí. Su buen hacer, y enorme energía vital, le hizo escribir varias novelas (además de una antología que reunía sus monólogos teatrales). De hecho, está a punto de poner en el mercado su último ensayo, de nombre Adiós Chueca (Memorias del gaypitalismo: construyendo la marca gay). De igual modo creó, para luego protagonizar, diversas obras treatrales, a los unió colaboraciones en televisión (Está noche, sexo, Esta noche cruzamos el Mississippi o La noche prohibida están entre ellas) y en el cine (Boca a Boca, con Javier Bardem y Aitana Sánchez-Gijón y Santa Miguel de Molina).
La última obra de Shangay Lily, mediáticamente hablando, se podía leer en el diario Público (en el blog Palabra de Artivista). Todo este bagaje quedará en el recuerdo, aunque estará en la mente de todos, en gran parte, por su lucha por los derechos de los homosexuales. Así, la capilla ardiente está ya abierta al público, en la sala 4 del tanatorio de la M-30 de Madrid. Mañana, en la más estricta intimidad, serán incinerados sus restos en el cementerio de La Almudena. D.E.P.
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