Y ahora la ley seca… ‘pa’ fuera’ copichuelas

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Tanto fumadores como propietarios de bares siguen pactados el estrés y las pérdidas generadas la reciente puesta en marcha de la Ley de Prevención del Tabaquismo. Ahora el Gobierno ha anunciado que arremeterá contra el consumo de alcohol para el 2007. Todo depende del cristal con que se mire: también puede ser una excelente otunidad para mejorar hábitos dañinos y potenciar la prevención y el tratamiento de quienes no saben decir que no cuando se le ofrece la úlitma copa.

Por si el estrés de quienes no pueden fumar en el trabajo y de los propietarios de bares fuera poco con la reciente puesta en marcha de la Ley de Prevención del Tabaquismo, ahora se espera que el Gobierno arremeta contra el consumo de alcohol para el 2007.

 

Según explicó la Ministra de Sanidad en una entrevista publicada el diario ABC, el nuevo proyecto se centrará, en principio, en el consumo parte de jóvenes uno de los segmentos más vulnerables, así como en la salud laboral y en la incidencia del alcohol en los accidentes de tráfico.

 

Entre las medidas que se han adelantado está la de prohibir el consumo en las calles (competencia, hasta ahora, de las autoridades regionales), así como litar la publicidad de bebidas de más de 15 grados.

 

La ministra Elena Salgado admitió que se trata de un problema que no puede abordarse en los mismos términos que las restricciones a los fumadores, lo que consideró crucial lograr un grado de consenso silar al de esta ley que se está aplicando con la llegada del nuevo año.

 

Por ello, antes de elaborar la nueva normativa, la cartera de Sanidad elaborará una serie de estudios para conocer más a fondo los efectos del consumo de alcohol y lograr, en una prera etapa, concienciar a la sociedad de la necesidad de tomar medidas al respecto.

 

 

Cifras preocupantes

Según estudios realizados el Plan Nacional sobre Drogas, entre 2002 y 2004 la ingesta de alcohol entre los jóvenes se ha elevado en 10 puntos y es especialmente alarmante que el 46,1% de la población de 14 años reconoce haberse emborrachado al menos una vez en su vida.

Sin embargo la percepción de la cantidad que se consume es notablemente baja: sólo el 9% de los jóvenes tiene la percepción de que consume mucho o bastante alcohol. Y el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas no es considerado ellos como un problema de salud.

 

Acogida con reservas

 

Una de las tareas cruciales que deberá acometer el Gobierno es conseguir que la ley sea aceptada la ciudadanía, que sea equilibrada y pueda cumplirse, sobre todo tomando en cuenta que el consumo de alcohol se ha transformado en un acto social fuertemente arraigado en la población.

 

Entre quienes han acogido positivamente este anuncio está el grupo parlamentario de Izquierda Unida, que se mostró abierto a apoyar dicha ley siempre y cuando la iniciativa cuente con un consenso real y no tenga contradicciones.

 

CIU, su parte, apoyará las medidas dirigidas a reducir el consumo de bebidas alcohólicas pero con reservas, ya que no quiere que se establezcan paralelismos entre ambas leyes.

 

Sin duda, de llegar a buen término, esta iniciativa puede significar una buena otunidad tanto para que la población adopte hábitos más sanos y mejore su calidad de vida, como para la industria farmacéutica que deberá estar a la altura de los desafíos que suponen las tareas de prevención y tratamiento del alcoholismo.

 

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