Lo de TVE es de juzgado de guardia. Al detalle de que nadie en el Ente se había dado cuenta de que Bloody Mary era una horterada de gama alta… se une la acusación de tongo esa elección, confirmada en Intet casi dos meses antes de la decisión oficial. Caffarel pide explicaciones a Caffarel. Nadie entiende nada. Mientras, el canal se vanagloria de los 4,8 millones de espectadores que vieron el desastre. Audiencias pasajeras, como con las finales de la Champions y la UEFA. Lamentablemente la tele no vive de eventos que se realizan una vez al año.
Enviar una canción al Eurofestival es algo que debería ser analizado con sumo cuidado: TVE (una de las fundadoras de Eurovisión) pone en juego su agen ante el resto de Europa. Por tanto, experentos con gaseosa: o lo decide el público y aquí paz y después gloria; o la decisión ha de ser suficientemente digna como para que todos los aficionados (muchos a tenor del 38.5% de share del festival del sábado), apoyen la decisión sin fisuras.
Este año, ni lo uno ni lo otro. Nadie en el actual equipo quiere asumir el marrón de haber quedado entre los cuatro últos de Atenas con el Bloody Mary de las que Ketchup, que ahora tildan de ridículo, cuando nadie dijo nada en el momento de la decisión a dedo. Se filtró, y en lugar de confirmarlo, se inventaron aquello de que “eran unas finalistas, que había más canciones”, etcétera, etcétera.
¿Y ahora qué? Pues toca comenzar a pensar en el próxo año, que este las críticas están siendo feroces. Sea o no el actual equipo el que tome la decisión (posiblemente no), está claro que hemos hecho el ridículo segundo año consecutivo. Y este año toda la culpa culpita es de los directivos. Por cierto, ¿nadie ha pensado que hay más música en España que el “ritmito andaluz” de las Ketchp y de Son de Sol?, los dos últos experentos fallidos del Eurofestival. Aplicando la máxa al resto de nuestro país, Teruel también existe.
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