Dejar claro que la seguridad vial es una responsabilidad de todos, y sobre todo de la sociedad civil (no sólo de la clase política, como se defiende a veces) ha sido el motivo de Miguel María Muñoz, presidente del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre para escribir 'La Seguridad Vial, una responsabilidad compartida', que, unas veces con humor y otras con toda la crudeza que requiere el tema, resume más de 40 años en el mundo de la seguridad vial.
Con el bagaje profesional de una persona que se define como ‘adicto' a las cuestiones de seguridad vial, que ha ostentado diversos cargos en la Administración y culminó su etapa pública como director general de Tráfico, y que tras su jubilación actúa como presidente del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, desde dónde defiende la participación activa de la sociedad civil, Muñoz ha aprovechado sus vivencias personales para escribir lo que ha definido como ‘una especie de memorias sistemáticas, no ordenadas temalmente'.
Durante el acto de presentación el autor se vio arropado compañeros y amigos, como el maestro Forges, que explicó a la sala su particular percepción de la seguridad vial, que le ha llevado verse adelantado camiones y ciclistas en más de una ocasión, el diputado del Partido Popular Vicente Martínez Pujalte, quién sólo tuvo palabras de elogio para la redacción del libro (‘maravillosamente bien escrito') y la periodista Pilar Cernuda, que para ilustrar los despistes de los conductores afirmó que en alguna ocasión se ha cambiado las lentillas mientras conducía.
También estuvo en el acto el sucesor de Muñoz y actual director de Tráfico, Pere Navarro, que, en referencia a la seguridad vial afirmó que ‘si quien puede y debe se pone (a trabajar en esta cuestión) los resultados pueden ser magníficos', pero que sin embargo echó balones fuera cuando un periodista le preguntó sobre qué se debería hacer, momento en el que cedió la palabra a Martínez Pujalte, representante de la clase política, de donde deben salir las iniciativas, según Navarro.
Por lo demás, este libro inaugura una colección planeada la editorial Etrasa, especialista en temas de seguridad vial, y se ha escrito, según Muñoz, con el objetivo de divulgar, pero desde un punto de vista irónico y ligero en la mayoría de los casos. La obra es, además, un homenaje a las víctas, que muchas veces dejan de ser personas para convertirse en sples estadísticas, algo de lo que deberíamos huir.
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