Así cantaba Kaka de Luxe. Bueno, es verdad, decían lo contrario, pero es que en aquellos tiempos de los ochenta todavía se merendaba frente al televisor. Ahora sólo se comen la nocilla los que están dentro de la tele, pasta de chocolate y avellanas, a veces con mucho chocolate, sexo del sucio, malos tratos, coacciones en directo, y un gilipollas humillado que salió de aquel plató dispuesto a lavar sus cuernos ficticios con sangre de la rusa.
Vuelve Teresa Fernandez de la Vega con aires de justiciera para proteger a nuestros niños en el horario infantil. No se de qué que mis hijos no ven la tele, y muchos otros tampoco, que a esa hora están en lo extraescolar, o los deberes. Es a partir de las diez cuando ven la tele. Y a esa hora, claro, es peor. Las teles acuden raudas y veloces a la convocatoria, dóciles, y dirán que sí, hasta que vuelvan a casa y vean el share y se lancen de nuevo sobre la víscera más tierna. No hay remedio. Hay que aprender a no tomarse en serio la televisión. Ya verán como este gobierno, si sigue, lo convierte en una asignatura en las escuelas.
