Cualquier ahorro que se haga es bueno. Ésta es la filosofía que actualmente pera en Intereconomía, necesitada de fondos para poner en marcha su ambicioso proyecto audiovisual. Es más, su consejero delegado, José Manuel Díaz Quintanilla comienza a ser conocido entre pasillos como Eduardo Manostijeras, su afición para ‘recortarlo todo'. Bromas y motes a parte, la verdad es que el ‘abrocharse el cinturón' es un mensaje sobre todo dirigido a los redactores del Grupo, un ahorro de costes que va en dos direcciones: ahorro de material de oficina y reciclaje del equipo de redacción en diferentes medios de comunicación del Grupo.
Prero, el material, ya sean bolígrafos, cuadernos o cualquier elemento necesario para el trabajo diario hay que solicitarlos ni más ni menos que a la propia secretaria del Consejero Delegado. Por si esto fuera poco cada redactor es controlado al milímetro en cuanto a las llamadas que realiza, ya que la factura de su extensión de teléfono la tienen siempre de forma detallada.
Los responsables del grupo piden colaboración a los redactores sobre ideas, proyectos y trabajo para la televisión, en teoría, para plicar más a la gente. Pero también la plicación de los trabajadores supone ahorro ya que no es lo mismo traer gente de fuera y pagar sus colaboraciones que sacar partido de los que hay dentro. De esta manera, los redactores del Grupo nunca cobran un extra participar en espacios como ‘El Gato al Agua'. Los de fuera sí lo hacen.
Una situación de la que muchos redactores se quejan ya que en varias otunidades deben alargar sus jornadas laborales hasta más allá de las diez de la noche, el momento en que termina el espacio diario del Intereconomía TV. En fin, como denuncian muchos trabajadores, sinergias de grupo es igual a ahorro.
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