Si usted ha leído el título y le ha escandalizado que haya cometido una falta de ortografía tan evidente y atroz, es probable que semejante tropezón le haya llevado a abrir el punto en el que se encuentra y leer la continuación. El artículo es contra los ‘ovispos', sí. ¿Qué pasa? La nueva jerarquía de los clérigos no está en las iglesias. Los nuevos predicadores no llevan sotana ni casulla. No manejan argumentos racionales ni intelectuales, sino el puro sentiento, la misma materia pra con la que arman sus productos de dudosa creatividad. Otros, según ellos, no pueden hablar. Ellos sí. Como se encuentran subidos al púlpito de las televisiones, de las compañías de discos, de las giras de verano, se creen con la legitidad de ampliar esa atalaya oratoria hasta la política. En tiempos del PP vivieron como clérigos. Son como los quesos de Holanda: rojos fuera y mantecosos dentro.
Ahora aspiran a continuar la historia de su bienestar. Que nada les arruine la fiesta. SI hay que dar a Eta concesiones políticas que se las den, con tal de que no se interrumpa el flujo de dinero hacia sus cuentas. Todavía recordamos aquel programa de Bosé, Miguel, que fue uno de los más caros de la historia de la televisión, y de los menos vistos de estas cinco décadas catódicas. Su compromiso tiene los límites de su cuenta corriente. Por eso lo disfrazan de progresismo. Insultan a los obispos, dicen que la Iglesia católica nos quiere situar en una teocracia, mientras ellos pontifican, piden el voto, se comtan como sectarios estalinistas y agradecen a su amo las dádivas del canon. Zapatero ha recibido la bendición de estos anes de la ‘curtura'. Y me temo que la adhesión de la cuadrilla del buen rollito le va a restar votos. Entre otros de todos los jóvenes que están hasta la bola del canon y otras prebendas.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
