ACOSO EN EL DIARIO INDEPENDIENTE

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Les contaré una historia. No quiero ponerle nombres que sería perjudicial para él. Pero el caso es revelador. El redactor ha acudido a la Asociación de la Prensa. Espero que le den amparo, y Urbaneja, tan tibio en otras ocasiones, tan del lado del que manda o del que puede hacerlo, sea quien sea, se moje esta vez y pida respeto y un trato correcto.

El redactor no es cualquiera. Ha sido corresponsal y sus textos eran valorados como parte de la élite del periódico. De un tiempo a esta parte está apartado, confinado, arrinconado. Quizá los directores tienen derecho, supuesto, a tener hombres y mujeres de su confianza y a depositarla donde creen que merece ser puesta. Lo que no parece de recibo es que la quiebra de esa confianza sea una cuestión baladí, un divertento de ficción que el periodista, en sus ratos de humor, habría confeccionado con las herramientas de su pluma y de su ingenio.

Sólo el espíritu sectario que reina en algunas casas, en las mismas que suelen erigirse en repartidoras de carné de periodista, en las mismas que juzgan, o que orquestan campañas contra otros colegas de la profesión, sólo ese espíritu tribal puede anar una persecución tan mediocre como la que se ha organizado contra este periodista.

Hoy, al leer la tada, se ha escapado una sonrisa. Ha sido cuando dicen que Zapatero ha despreciado a Bush, que no quería reunirse con él, que le ha hecho un feo. Es un titular de ficción, de ínfa calidad, desde luego mucho peor que las cosas que escribe el perseguido. Seguiremos informando.

ALFREDO URDACI, PERIODISTA

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