PERIODISTAS O INQUISIDORES FRUSTRADOS

Publicidad

Si tanto les gusta la política, que dejen la tribuna y se presenten a las elecciones. Son muchos, y cada vez más, los colegas que están encanallando esta profesión. Lo peor es que este oficio se aprende, mucho más que en la Facultad, ejerciendo en las redacciones. La pedagogía para las nuevas generaciones nace ya viciada de raíz. Es difícil encontrar un medio donde se valore, y se exija, la norma básica: es decir, ir a la calle, buscar, investigar, analizar, contrastar fuentes y, sobre todo, decir la verdad. Los pontífices, que saben de todo, opinan de todo, y sus fuentes son puro y hedonista compadreo de restaurante caro, lamentablemente están erigiéndose en modelos para los jóvenes, que casi se resignan a trabajar gratis en sus preros años tras la carrera. Todo eso se ve reflejado, hasta la extenuación, en los aguerridos consejeros mediáticos que le han salido al derrotado líder del PP, Mariano Rajoy. Su partido sabrá, la cuenta que le tiene, si debe presentarle como candidato en 2012, dado el desgaste sufrido en las dos últas derrotas; y sobre todo la mala agen, ya sin paliativos, con la que sus dos lugartenientes, Zaplana y Acebes, administraron la información sobre el 11M. Cada día resulta más insotable el desparpajo y la tendenciosidad con la que, muchos de estos gurús del periodismo, asumen el papel inquisitorial de aprendiz de fiscal, creyéndose con todo el derecho para derrocar a políticos elegidos democráticamente, y no escrutando su gestión de gobierno precisamente, sino intereses espurios que van desde la vanidad personal, en el mejor de los casos, hasta la ambición desmedida controlar el mercado. Ser una estrella mediática, a cualquier precio, es el fin. El encono con el que se han aplicado estos días muchos de estos ‘predicadores', sin complejos, empleados a fondo en derrocar, combatir y acabar con Mariano Rajoy da una idea de la situación en la que se encuentra esta noble profesión. En estos días, la prensa de Madrid se ha vuelto a atrincherar. Ahora no se trata de Zapatero o de Rajoy. Ahora hemos montado el ring en la política de Génova 13, en Puerta del Sol y Palacio de Correos. Estamos hablando de si Rajoy sigue o abros campo a Esperanza o a Gallardón. Los que antaño apoyaron a Zapatero se inclinan aupar a la política nacional al elocuente y brillante Gallardón que, aunque quienes trabajaron con él le consideran muy de derechas, la opinión socialista le considera un ‘demócrata educado': y quienes en su día pidieron el voto para el Partido Popular, se empeñan a fondo en potenciar a Esperanza Aguirre, resaltando su inagotable capacidad de trabajo, reflejada en el progreso y desarrollo en materia social que ha experentado durante los últos años la Comunidad de Madrid.

CONCHA MINGUELA, DIRECTORA 'GENTE EN MADRID'

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil