Digo ‘so long' que el idioma que se habla en casa ya es el inglés. No es que hoy estemos todos en Washington pendientes del recuento de los votos, sino que en estos años, desde que empecé en PR, allá el 2004 hasta hoy, el gran cambio ha sido el inglés, que ya se habla en casa como si fuese la segunda lengua. Mis hijos ven el Disney Channel en versión original, con más soltura que yo con otros canales nacionales. No sé qué he empezado así. Quizá que a veces hay que medir el tiempo, sobre todo cuando se dice hasta luego. He sumado en los últos meses algunos compromisos que me mueven a dejar sitio en este PR que me acogió como si fuese mi casa. Fueron muy críticos en mi etapa en RTVE, y luego fueron los preros (o los segundos, ya no recuerdo) en llamarme para ofrecerme una ventana al mundo de la red. Aprecié en Pedro Aparicio su franqueza, su espíritu ácrata, la oferta que me hizo sin condiciones, su generosidad, su intuición, y su valentía. Algunos no le perdonan que haya creado un medio de la nada, un diario que es referencia en el mundo de la comunicación. Yo tampoco, que no lo considero un pecado, sino una virtud. En la austera disciplina del colegio me enseñaron a no sufrir de envidia. Lección prescindible. Dios me hizo sólo para que fuera feliz.
Me voy que no puedo sostener la ventana abierta más tiempo, y eso pido relevo. Os seguiré de cerca. He disfrutado a diario, he acompañado un tramo del creciento de este periódico cada vez más complejo, siempre ambicioso. Me he sentido libre, y me voy con la misma libertad, con un abrazo a mi director, y otro enorme, inmenso, para abarcar a sus lectores. Espero que hayan transigido con mis manías, y que de vez en cuando se hayan divertido. Mi columna solo aspiraba a ofrecer un ángulo para ver las cosas, un foco particular. Me voy. Me gustaría hacer una columna en inglés. Pero para eso tendría que volver al colegio. Quizá lo haga. Cuando vuelva, sin me guardan un sitio, el PR se hará también en inglés. Lo leerán mis hijos. Espero que no me lo tengan que traducir.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA