Pedro José es un gran pero polémico periodista. Y, a veces, se le ve el plumero que todo periodista de su nivel debe guardar celosamente para preservar su bien ganado prestigio. Hoy, varios colegas le airean las vergüenzas lo escrito en su diario sobre el previsible proceso al President Camps. Pide a los jueces, ni más ni menos, que lo absuelvan y que no le sometan al martirio de un jurado popular. Afirmaciones que suenan, a sple vista, bastante mal dos razones elementales: Una, que hay que respetar la independencia de los magistrados antes de juzgar y emitir sentencia. Y dos, que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley y tenemos también derecho a que nada ni nadie altere nuestra presunción de inocencia. Pedir que no se condene a alguien puede interpretarse fácilmente como el reconociento, más o menos explícito, de que esa persona ha hecho algo indebido o ilegal. Así que bueno será que el Director de El Mundo repliegue velas y, de paso, pida disculpas a su amplia audiencia, que no va a entender demasiado tal salida de tiesto. Claro que en todas partes cuecen habas, si no que se lo digan a los lectores de El País, que han visto como el diario de Prisa escondía en sus páginas interiores un Barómetro con resultados poco halagüeños para Zapatero. ¿Será cosa del verano eso de que los periodistas perdamos el oremus y sólo pensemos en las vacaciones? Será.
Manuel Fernando González
Editor de Catalunyapress y Pressdigital
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