LA ESPERANZA CUBANA

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La liberación de presos políticos cubanos abre una cuota de esperanza. La salida no es perfecta, pero plica que el régen abra una vía de negociación con la comunidad internacional y excarcele a un grupo de opositores recluidos durante años en condiciones infrahumanas.

 

Es verdad que los liberados han pagado con el destierro el haber alzado la voz en contra del régen. Es cierto también que no pueden volver libremente a su país y que fueron obligados a refugiarse lejos de su patria, familias y afectos; ahora deberán recuperarse y volver a pelear pacíficamente lo que creen, que su liberación no es el fin sino el principio del camino que eligieron recorrer.

 

A partir de ahora podrán contar libremente cómo han vivido en las cárceles de la isla, detallar los secretos que conocen del régen y exponer sus puntos de vista con libertad. Hace años fueron encarcelados escribir y dejar en evidencia los costados oscuros del gobierno de Cuba, casi pagaron con sus vidas y fueron juzgados traidores y enemigos de la patria; ahora han regresado al camino y pueden continuar peleando.

 

Los disidentes que llegaron a España han pedido que la comunidad internacional no ceda ni cambie la posición respecto al gobierno cubano, pero la negociación que permitió su liberación seguramente incluirá contrapartidas. Es posible que la Unión Europea modifique la posición común respecto a Cuba, tal vez a partir de ahora Estados Unidos encuentre señales y comience un proceso que termine con el histórico bloqueo a la isla; eso también genera esperanza, que significaría que el sufrido pueblo pueda mejorar sus condiciones de vida.

 

Los medios oficiales no escribieron ni una sola línea respecto a la liberación de opositores, se centraron en la reaparición pública de Fidel Castro y sus reflexiones acerca de la energía nuclear. Dolía el contraste de las ágenes: los opositores se presentaban en España demacrados, consumidos, agotados mientras el líder cubano sonreía recuperado, con buena cara. Queda claro que  Fidel no estuvo convaleciente en una de sus cárceles.

 

Nadie espera que la realidad cambie de un día para el otro. La falta de libertad de expresión, como la ausencia de otras libertades continúa y los cubanos deberán pelear la reapertura con fuerza y constancia. No se conocen los objetivos y la estrategia del gobierno, es difícil interpretar qué piensa el presidente Raúl Castro y si finalmente habrá un avance que termine con las penurias de los ciudadanos.

 

Estos y otros opositores se han jugado la vida, otros la han perdido peleando la libertad, organizarse, alzar la voz. Cárcel, aislamiento, destierro, son penas muy duras para quien dice lo que piensa e informa lo que ve, sucede en Cuba y otros países, debemos recordarlo.

 

CARLOS GONZÁLEZ

PERIODISTA

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