MINA SAN JOSÉ: OPORTUNIDAD PERDIDA

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La oscura y profunda experiencia que les ha tocado vivir a los 33 mineros chilenos se está convirtiendo en un patético reality show. Mientras las víctas miran esperanzados hacia la superficie y aguardan la llegada de alentos, los periodistas hundos el periscopio en un pequeño hoyo en la tierra y vemos el ombligo del mundo. Estamos desperdiciando la otunidad para alzar la mirada y tomar conciencia sobre la situación que se vive en minas de todo el mundo, incluso en España.

 

La mina San José y los trabajadores atrapados han acaparado las noticias. Hemos conocido historias de nacientos, encuentros entre amantes y esposas, adicciones, angustias y depresiones. Esta mezcla de información y cotilleos personales han generado una mescolanza explosiva que vende y atrae a los medios. La productora Linze TV tiene previsto contar la historia con detalles, aprovechando el tirón mediático y la intensidad del drama.

 

Al otro lado de la cordillera de los Andes, en la población de Andalgalá, provincia de Catamarca (Argentina) los vecinos están en pie de guerra. Desde hace 13 años, la mina Bajo La Alumbrera, está ocasionando daños ambientales irreversibles en la zona, secando los acuíferos al utilizar 100 millones de litros de agua diarios tomada de los Nevados del Aconquija, agua que es contaminada con cianuro y otros metales tóxicos. Aunque las empresas han prometido trabajo y desarrollo, la zona sigue estancada en la pobreza y desocupación. Paradójicamente, una mina denominada Agua Rica, proyecta instalarse en la zona y cavar un enorme hoyo a cielo abierto con la connivencia de los gobernantes.

 

Los periodistas también estamos perdiendo la otunidad de contar con detalles como las emisiones de plomo de una mina explotada la empresa suiza Xstrata causó daños cerebrales en los niños de la localidad australiana de Mount Isa. Allí también hay drama ocasionado la explotación minera.

 

Tampoco he visto informes semanales o anuales que relacionen 15 millones de muertes en la República del Congo con la extracción de coltán, diamantes y otros minerales. Este país, miserable entre los pobres, posee el 80% de las reservas de este material utilizado en la construcción de teléfonos móviles y ordenadores. A partir de los diamantes, nos enteramos de los regalos que recibió Naomi Campbell, pero ¿alguien investigó en profundidad las consecuencias de la explotación de niños en las minas? ¿La situación de inseguridad y casi esclavitud que viven los trabajadores?

 

¿Cuánto ata a la sociedad saber si la máquina T – 120 penetró 200 metros la tierra árida del desierto?  Cuando los mineros lleguen a la superficie los periodistas tratarán de obtener (a golpe e talonario) jugosas exclusivas de ellos y sus familias. Estos hombres trabajadores, pobres y con escasa educación quedarán literalmente encandilados la luz del sol y los flashes de los corresponsales que han pernoctado en el campamento Esperanza. Violento retorno a la sociedad que puede devolverlos a la oscuridad cuando las luces se alejen y luego del efímero estrellato regresen a la vida cotidiana.

 

En lugar de hurgar en el interior del pozo buscando detalles morbosos o guiones para historias que hinchen sus cuentas bancarias, los profesionales de la comunicación podríamos investigar y contar si las empresas cumplen las normativas de seguridad, si los gobiernos controlan a los privados. Tal vez así podrían evitarse catástrofes como el de la mina San José.

 

Carlos González Palacios

Periodista

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