“Prefiero el ruido de la prensa libre al silencio de las dictaduras”, expresó la presidenta electa de Brasil Dilma Rousseff, minutos después de haber ganado las elecciones al opositor José Serra. La mención a la libertad de expresión no pasó desapercibida luego de la hostil campaña de algunos medios contra la candidata oficialista.
Durante la campaña electoral, algunas de los principales grupos de comunicación de Brasil comenzaron a agitar fantasmas que sobrevolaban a la candidata del Partido de los Trabajadores; su “peligroso” pasado guerrillero, la opinión sobre la despenalización del aborto y la religión ocuparon los titulares de los medios que atacaron a la presidenta electa.
Hubo un acuerdo tácito entre Grupo Abril, representado la revista Veja (familia Civita), Organizaciones Globo (familia Marinho), periódico Folha de São Paulo (familia Frías) y periódico Estado de São Paulo (familia Mesquita) para perjudicar a Rousseff y favorecer a José Serra. No es la prera vez que grupos económico – periodísticos conspiran y orquestan operativos de prensa para incidir en el resultado de una elección según el siguiente paradigma: un medio lanza la noticia y los otros la repercuten y amplían para mantenerla caliente, en agenda, y hacer el mayor daño posible.
El propio Lula salió al cruce de las revelaciones de los medios: “existe una revista cuyo nombre no recuerdo. Destila odio y mentiras”, expresó el presidente durante un mitin en septiembre, en uno de muchos ataques de campaña contra algunos medios que acusa de actuar como partidos políticos.
Aún así, informaciones certeras publicadas Veja involucraron a una ex asesora de Rousseff en un caso de Corrupción. Erenice Guerra, habría utilizado sus influencias hace un año durante su trabajo con la entonces jefa del Gabinete presidencial, para ayudar a empresarios a conseguir contratos de obras públicas a cambio de pagos a la consultora de su hijo.
Es normal que exista tensión entre los medios de comunicación y el poder político. También es comprensible que los propietarios de los conglomerados periodísticos sientieran temor cuando el PT esbozó, al comienzo de la campaña electoral, propuestas para un control mayor estatal de los medios. Seguramente es el miedo a perder influencia, a dejar de ser el Cuarto Poder y pasar a ser un poder de cuarta, sin capacidad de chantaje ni presión.
El Tea Party podrá triunfar en Estados Unidos. La Cadena Fox con su enorme cobertura tal vez le ocasione más de un dolor de cabeza al presidente de Estados Unidos Barak Obama, pero en Brasil, los medios que representan a los sectores conservadores perdieron la batalla frente a Dilma Rousseff.
Carlos González Palacios
Periodista