Es habitual que los médicos internos residentes hagan 36 horas de trabajo en una guardia, poniendo en peligro la vida de los pacientes que llegan a sus consultas, sobre todo en urgencias. No que no estén capacitados, sino la privación de descanso.
El diario The New York Tes ha publicado que los internos estadounidenses empiezan a irse a descansar tras 16 horas de trabajo continuado.
En Estados Unidos es habitual que los residentes hagan 80 horas a la semana como parte de sus prácticas. Sin embargo, tras varios intentos, una gran cantidad de investigaciones sobre los peligros de la fatiga obligó a una nueva reconsideración de los turnos de noche.
Cuenta el artículo que fue la muerte del hijo de un columnista del Daily News lo que propició que se empezaran a plantear el cambio de horarios. Libby Zion falleció a causa de un error en la administración de un fármaco. El residente que se equivocó había estado trabajando 24 horas seguidas y la muerte del paciente se achacó al cansancio y la falta de concentración.
A partir de ahí, una serie de artículos y retajes inundaron la prensa estadounidense que ponía de manifiesto las horas que trabajaban los médicos internos residentes mientras adquirían práctica. Para 2003 el consejo de Acreditación,organismo encargado de regular las prácticas, puso las famosas 80 horas en los programas de formación y prohibía los alumnos con atención directa a pacientes trabajar más de 24 horas de servicio continuo.
La muerte de Libby Zion no fue sólo una advertencia de lo que la falta de sueño puede causar en los médicos, sino que pone de manifiesto el sistema de entrenamiento norteamericano tiene errores. La vieja escuela justifica los horarios con que de esta manera están preparados para la vida real como médico, aunque en la práctica, la gran mayoría ejerce a nivel ambulatorio con lo que las jornadas interminables no son necesarias.
Además, se pone de manifiesto que ha de existir una mayor supervisión parte de los médicos con más experiencia sobre el trabajo de los residentes, que al fin y al cabo, están de prácticas y aprendiendo.