El discutible papel de los medios de comunicación en la crisis

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Empeñado en rebatir la teoría según la cual los economistas son tan ineficaces a la hora de predecir situaciones futuras como efectivos cuando hay que explicar las razones de situaciones pasadas, Paul Robin Krugman, columnista del New York Tes, premio Nobel de Economía y profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la universidad de Priceton, no se cansa de pronosticar toda clase de males para la zona euro, en general, y para España en particular, reabriendo el tante debate   sobre el papel que juegan los medios de comunicación en el desarrollo de la crisis económica, en las estrategias de los especuladores y en la propalación del miedo sobre los ciudadanos.

 

La últa ocurrencia del keynesiano divulgador norteamericano, aventurar retiradas masivas de dinero de los bancos españoles e italianos para llevarlo a Alemania y en todo caso, posición de controles de facto, mediante la prohibición de transferir depósitos fuera del país, litando la retirada de dinero en efectivo (modelo corralito argentino).

 

No es nueva la postura de Krugman, quien desde el comienzo de la crisis, viene defendiendo que la vía de salida no es más austeridad, sino mayor gasto público y una moderada inflación, lo contrario a la estricta disciplina que Alemania ha puesto en Europa. Por ahora, según los analistas, los acontecientos parecen darle la razón: la crisis se agrava efecto del rigor fiscal y la reducción de gasto, mientras las antaño voces solitarias que proponían explorar otras vías alternativas, comienzan a convertirse en un orfeón y el recambio en el Eliseo parece anunciar un cambio de tendencia.

 

El papel que han jugado los hedge funds en los ataques especulativos que se han producido sobre España y otros países periféricos de la Eurozona (ver Tendencias nº 161 de 7 de mayo), ha estado en demasiadas ocasiones trufado de malas prácticas, en las que ha resultado necesaria una cierta connivencia de algunos medios de comunicación de “prestigio”. La intervención de los servicios secretos de algunos países en la investigación de estos hechos, es tan real como ciertos son los “ataques” especulativos sobre buena parte de las bolsas europeas y de la deuda soberana, denunciados el propio Krugman en octubre del pasado año.

 

La obsesión de Krugman contra las políticas adoptadas Europa para hacer frente a la crisis o su permanente afán comparar las actuaciones del BCE con las de Fed, no son nada más que el envoltorio desde donde se deslizan acusaciones que hacen temblar al más templado, aunque retan, sin duda, pingües beneficios al batallón de operadores a corto que apuestan a la baja sobre el futuro de las entidades financieras o de ciertos países.

 

El particular apocalypse now de Krugman, trasciende con mucho el ámbito universitario para convertirse en una llamada al pánico de la sociedad, para lo cual cuenta con la inestable ayuda de medios de comunicación que, a modo de altavoz de alta potencia, lanza a los cuatro vientos premisas de una violencia extraordinaria, aunque puedan ir cargadas de cierta razón. Cuando uno escribe y publica que “la pregunta que estoy tratando de contestar en este momento es como se desarrollará el acto final de esta trama (…) yo diría que el incremento del interés sobre la deuda italiana acabará provocar una espantada bancaria, provocada tanto un posible pago como la falta de solvencia de los bancos italianos“, está asumiendo una responsabilidad que va más allá de lo que es una sple predicción macroeconómica. Y ya puestos, Krugman completa su cruzada anti euro insinuando que “la próxa parada será Francia“. Difícil contenerse y no ir al banco a retirar los fondos o vender hasta la últa acción de toda entidad financiera cotizada en cualquiera de los países mencionados, lo cual no significa necesariamente que Krugman sea un colaborador interesado de los especuladores bajistas que se aprovechan de sus arremetidas contra Europa.

 

Está analizar el papel de los medios de comunicación, intet, redes sociales y otros medios de la sociedad de la información y del conociento en el desarrollo de la crisis, pero ciertas aproxaciones al asunto elevan a relevante el papel jugado ellos. Y ello sin contar con el intenso papel de trinca política que medios de comunicación españoles llevan jugando desde hace años y que se traduce en un estado de desáno ciudadano que ha sido detectado y denunciado relevantes sociólogos.

 

No es cuestión de matar al mensajero, pero sí de autolitarse en cierta medida y de no convertir el mundo de la crisis en un espectáculo con el que se abren todos los informativos, se estructuran las tertulias y se lanzan todo tipo de proclamas, según los intereses partidistas de los participantes. Un ejemplo de tertuliano de campanillas: el origen de la desconfianza en el sistema financiero español está en que los test de estrés que se hicieron a la banca no se hicieron a las cajas. ¡Y se quedó tan pancho!

 

La gran repercusión de que goza el periodista del New York Tes en la prensa española, cada vez que sus análisis negativos afectan a España, contrastan con el silencio que merecen otras valoraciones como las del profesor de la universidad de Columbia, columnista del Financial Tes y Reuters y presidente de la reconocida consultora de riesgos políticos globales Eurasia Group, Ian Bremmer, cuando aseguraba que Krugman no cree realmente lo que dice y que splemente está manipulando ideológicamente a la gente.

 

En unas recientes declaraciones, Bremmer aseguraba que “Krugman es un tipo muy inteligente que sabe mejor que bien como manipular a la gente ideológicamente“, a lo que añadió que no es sincero cuando hace sus previsiones sobre la Eurozona.”¿La idea de qué la Eurozona va a plosionar de repente? Ningún CEO con dinero de verdad hoy en día en EEUU que esté invirtiendo en Europa cree eso (…) si Krugman quiere asustar a la gente para tener más gente en su blog y en su periódico, está muy bien, pero no es creíble“.

 

Sobre la situación concreta de España, que ha vuelto al prer plano internacional, también es muy claro: “España no va a caer. Rajoy tiene un amplio margen en el Parlamento y tiene la capacidad para continuar con la austeridad“.

 

El eco que mereció el análisis de Bremmer en la prensa española puede calificarse de testonial y nada comparado con el alarmismo generado el Nobel divulgador.

 

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