El Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) desarrolla prera vez en nuestro país este programa de rehabilitación para supervivientes de cáncer de mama a través del Pilates.
El programa ya se está plementando a través de talleres gratuitos de Pilates para pacientes en la sede de la asociación en Madrid.
El Pink Ribbon Program tiene como objetivo, a través del ejercicio, mejorar la movilidad en brazos y hombros y prevenir el linfedema tras la cirugía y los tratamientos.
Pacientes y profesionales han debatido en un coloquio sobre el papel del Pilates en la rehabilitación física y emocional tras el cáncer de mama.
A través del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), se desarrolla prera vez en España el Pink Ribbon Program, un programa diseñado para la rehabilitación de supervivientes de cáncer de mama y orientado a mejorar la movilidad en brazos y hombros, recuperar el equilibrio coral, prevenir el linfedema, aumentar el bienestar físico y emocional y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Desde hace tres meses, los pacientes de cáncer de mama pueden solicitar la asistencia gratuita a estos talleres, que GEPAC ofrece para “ofrecer formación y apoyo a los pacientes, mejorando la calidad de vida a través del ejercicio y aumentando la seguridad en uno mismo”, según palabras del director de GEPAC, Víctor Rodríguez.
Para ello, GEPAC cuenta con la colaboración desinteresada de Natacha Bolaños instructora de los talleres de Pilates de la asociación y profesional formada y acreditada el Pink Ribbon Program. Durante los días 10 y 11 de julio, Doreen Puglisi, directora y fundadora de este programa, junto a Natacha Bolaños, han realizado una formación dirigida a profesionales de toda España para que puedan aplicar el Pink Ribbon Program en este colectivo de pacientes. “A través de este curso hemos acreditado a 14 nuevos instructores de Pilates de todas partes de España. Todavía queda mucho camino recorrer, pero es un prer paso para garantizar que cada vez más pacientes de cáncer de mama en nuestro país puedan disfrutar de este servicio”, explica Bolaños. Este curso se ha llevado a cabo con el objetivo de acreditar a los profesionales interesados –instructores de pilates, osteópatas, fisioterapeutas, entrenadores personales, etc..
¿Qué es el Pink Ribbon Program?
Es una organización sin áno de lucro que ha capacitado y certificado a más de 700 instructores de Pilates en EEUU, Australia y Europa para dotarles de conocientos específicos para ayudar a los supervivientes de cáncer de mama a recuperar su movilidad, fuerza y rango de moviento tras la cirugía.
Este programa nace de la experiencia profesional y personal como paciente de cáncer de mama de Doreen Puglisi, una instructora de Pilates que lo desarrolló tras observar que los supervivientes de cáncer de mama eran dados de alta tras someterse a una mastectomía, disección de ganglios linfáticos o cirugías reconstructivas sin un plan de terapia física para la rehabilitación de la parte afectada. “Diseñé el programa dos años antes de haber sido diagnosticada de cáncer de mama, pero cuando lo viví en prera persona me di cuenta de la tancia de extenderlo y perfeccionarlo”, ha explicado Puglisi. Por ello, desde hace seis años forma a instructores de Pilates en todo el mundo para que puedan ayudar a pacientes oncológicos.
En este sentido, Natacha Bolaños ha afirmado que “es fundamental que se adquiera una formación específica para trabajar con el paciente oncológico, no sólo los aspectos físicos, sino también emocionales. El profesional debe estar acreditado y tener los conocientos adecuados, es una cuestión de responsabilidad”.
El Pilates como vía para mejorar la rehabilitación física
Con el título “La rehabilitación física en pacientes de cáncer de mama tras los tratamientos a través del Pilates”, se ha celebrado una mesacoloquio entre pacientes, profesionales sanitarios e instructores de Pilates especializados. Pacientes que están desarrollando el Pink Ribbon Program han destacado su experiencia positiva. “Un mes después de la reconstrucción mamaria inicié el programa de rehabilitación y poco a poco he ido recuperando la movilidad de hombro y brazo con los ejercicios. Mi evolución ha sido espectacular, tanto en lo físico como en lo psicológico”, ha asegurado Luisa Aurora Vásquez, paciente de cáncer de mama.
Para Mayte Egea, paciente participante en el Pink Ribbon Program, ha expresado que este proyecto “me está ayudando a mejorar mi autoesta y encontrarme mejor físicamente. Es especialmente tante el control de la respiración consciente y contar con una profesional que te guíe y asesore sobre tu caso concreto”. Isabel Prieto, diagnosticada prera vez de cáncer de mama hace veinte años y segunda vez en 2010, ha comparado ambas experiencias: “hace veinte años te quitaban el pecho y punto. Que ahora existan herramientas como esta es una maravilla. Esto repercute directa y positivamente en nuestra calidad de vida”.
En este sentido, la psicooncóloga Fáta Castaño ha explicado que el ejercicio constante “repercute en la calidad de vida que el paciente maneja una percepción más sana de su agen coral, lo que favorece a la recuperación de la autoesta”. Castaño ha destacado además el beneficio de realizar este tipo de actividades colectivas: “un grupo homogéneo, en el que el paciente se siente entre iguales y que sirve para crear nexos de apoyo emocional”.
Respecto a la rehabilitación física, la fisioterapeuta especialista en linfedema y directora del Máster de Técnicas Avanzadas de Fisioterapia para Pacientes Oncológicos de la UEM, Yolanda Robledo, ha asegurado que “el linfedema es una de las consecuencias más frecuentes de los tratamientos, pero todavía un desconocido para la comunidad médica. El Pilates es una gran herramienta para recuperar la movilidad del hombro y la cintura escapular: si se consigue esa movilidad, se logra mantener el tono muscular, con lo que disminuye la probabilidad de aparición del linfedema”.
Por su parte Mabel Cabrera y Luisa Core, instructoras de Pilates y directoras del proyecto “Pilates tras el cáncer de mama” han hablado de su experiencia previa con pacientes de esta patología, resaltando la tancia de esta herramienta como “una técnica que no sólo sirve al paciente en el momento puntual, sino que pueden aplicar en el futuro todos esos conocientos”.
Como conclusión al coloquio, la fundadora y directora del Pink Ribbon Program, Doreen Puglisi, ha expresado el deseo de “dar a conocer a la comunidad médica la relevancia de este tipo de programas para la recuperación del paciente. Debemos trabajar para que este tipo de programas estén disponibles para todos los supervivientes de cáncer de mama”, ha añadido.