Una bala en la recámara… o el tiro por la culata

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Siete días ha tardado Nike en retirar el patrocinio a Oscar Pistorius, desde que el pasado día de San Valentín la policía de Suráfrica acusase al detista del asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp.

 

No es la prera vez que Nike se hace la remolona, cuando alguno de sus iconos se ve salpicado los escándalos. La marca de ropa y calzado detivo mantuvo su apoyo a Lance Amstrong hasta el final, es decir, hasta que ditió como presidente de su propia Fundación, Livestrong, después de que la agencia antidopaje de EEUU le sancionara de vida. Aún una semana antes, Nike declaraba públicamente creer al ciclista tejano, cuando este proclamaba su inocencia.

 

Otro caso con distinto desenlace fue el del jugador de golf Tiger Woods, que provocó una gran algarabía en Estados Unidos, cuando se descubrió que era infiel a su mujer. A pesar de las presiones del ala más puritana de la sociedad americana, esta Vieja Europa, curtida de escándalos de bragueta, nunca hubiese entendido semejante dislate. Pero el dilema no es únicamente cultural, obviamente. Es difícil renunciar a un símbolo cuando se han invertido millones de dólares en construir la asociación de marca.

 

Pero cuatro disparos dejan lugar a pocas dudas. Por eso no se entiende que al día siguiente del trágico suceso, cuando la policía acusó formalmente a Pistorius de asesinato, Nike retirase el video en el que el atleta se definía como “una bala en la recámara”, pero tardase 6 días más, en retirarle definitivamente el patrocinio. 

 

María Feijoo, MarCom Manager de Antevenio @mfeijoo

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