La Historia nos dice que España ha suspendido pagos trece veces

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Superados oficialmente los problemas que a punto estuvieron de mandarnos a lo más profundo del hoyo, en forma de suspensión de pagos, aquí estamos, tan pichis, con una deuda para el conjunto de las administraciones públicas españolas de 913.985 millones de euros al finalizar el mes de abril, lo que representa el 87,3% del PIB, dos puntos enca del promedio de la Unión Europea y cercana a la media de la zona euro (90,7% en 2012), centaje que superaremos ampliamente en breve, según las previsiones gubernamentales.

 

 

Pero para aquellos tremendistas a los que los números les pactan y les preocupan, hay que recordarles que España está de vuelta de estas situaciones y que desde que fuera un perio con pies de barro, pero un perio nuestro país ha coqueteado desde hace cinco siglos con la quiebra o con la ruina, prácticamente desde que Carlos I le dejara a su hijo Felipe II una herencia indeseada: una descomunal deuda cuyo origen se remontaba a 1519. Los historiadores conocen muy bien el asunto y lo tienen escrito.

 

En total, en trece ocasiones nuestro país no ha hecho frente a sus compromisos monetarios.

 

Las equivalencias de la España de hoy con la de hace cinco siglos son asombrosas. Entonces, el emperador hispanoalemán para hacerse cargo del negocio tuvo que sobornar a los notables pagando 850.000 florines de oro, una cifra astronómica para la época, que consiguió mediante un préstamo del banquero alemán Fugger que nunca le fue devuelto, aunque sí se le pagó parte de los intereses con el oro y la plata que llegaban de las Américas, hasta que ni con éso fue suficiente para hacer frente a los intereses y el principal que iban acumulándose. Felipe II trató de cumplir con sus compromisos, pero no logrando hacer frente a la escandalosa deuda, decidió suspender pagos prera vez en 1557, a la que siguieron dos suspensiones de pagos más en 1577 y en 1597, lo que llevó a la ruina no solo a la banca Fugger y a buena parte de la nobleza holandesa que allí tenía sus ahorros, sino que dejó en situación desairada a genoveses y venecianos, quienes se habían atrevido a financiar al rey de El Escorial.

Lo que siguió a Felipe II fue más de lo mismo y así Felipe III suspendió pagos en 1607, y Felipe IV lo hizo en cuatro ocasiones: en 1627, 1647, 1652 y 1662. Fue el sino de los Austrias, cuyos sucesivos monarcas no fueron capaces de hacer frente a la deuda pese a confiscar tierras y mercancías, aumentar los puestos a las colonias y recurrir a la inflación que llegó a alcanzar un 250 ciento.

 

Tuvo que llegar un Borbón para que la situación económica se saneara un poco, según explican los historiadores, aunque con Carlos III se estuvo a punto de una nueva quiebra de la que solamente se logró salir gracias a una quita del 70 % del total de la deuda.

 

El prer Borbón, Felipe V, hizo frente al drama de las finanzas públicas con una serie de profundas reformas económicas, poniendo puestos a los nobles y a la Iglesia (que hasta entonces habían estado dispensados de pagarlos), creando aduanas, acabando con el contrabando y apostando el lucrativo negocio de la trata de esclavos.

 

Pero los Borbones también tuvieron que hacer frente a situaciones financieras delicadas y a Carlos IV le tocó suspender pagos una vez más como consecuencia de declararle la guerra a Francia.

 

La situación de quiebra se prolongó hasta la Guerra de la Independencia y cuando el felón Fernando VII ascendió al trono, se encontró con un estado quebrado, situación que se agravó la emancipación de las colonias americanas.

 

Con Isabel II y los preros intentos de industrializar el país, el Estado español apostó la construcción de numerosas líneas ferroviarias en una inversión sin precedentes, aunque la mayoría de las líneas resultaron ruinosas, lo que llevó al desastre a estas compañías, mayoritariamente de capital extranjero y a la Corona española que, nuevamente, suspendió pagos en 1866.

 

A España le faltaba enfrentarse a una últa suspensión de pagos y ese “honor” le cupo al general Franco que se negó a hacerse cargo de la deuda republicana, una vez terminada la guerra civil.

 

 

Carlos Díaz Güell es editor de Tendencias del Dinero, innovaspain.com y consultor de comunicación empresarial 

 

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