En los buenos tiempos de la prensa una determinada línea ideológica podía elevar o hundir las ventas de un rotativo. En crisis y con el desplome de las difusiones todo ha cambiado y los diarios han tenido que conformarse con contentar a determinados círculos de poder para poder sobrevivir. El caso de ‘El Mundo’ y Bárcenas es un claro ejemplo.
‘El Mundo’ ha destapado muchas exclusivas que afectan directamente la línea de flotación del Partido Popular, una situación que según las informaciones llegadas hasta prnoticias, les está costando la pérdida de muchos de sus lectores más conservadores. En otra época, quizás este contratiempo hubiese sido sumamente grave para el diario, no obstante, en tiempos actuales y con las ventas de los diarios en mínos, el efecto ideológico es cada vez menor.
Desde hace muchos años, ‘El Mundo’, ‘La Razón’ y ‘ABC’ han venido disputandose los lectores de centroderecha, pero con el único resultado de que todos han caído igual en sus ventas y en su difusión. Incluso los centajes y la tarta de ventas se ha mantenido casi inalterable en los útlo cinco años. El problema aquí no es la ideología y el posicionamiento sino que splemente la crisis y el agotamiento del formato papel.
Incluso ‘El País’, que siempre ha sido el más leído, no ha notado ningún efecto poositivo tras el cierre de ‘Público’ hace dos años medio que en teoría le iba a quitar lectores de izquierdas y se ha desplomado casi al mismo nivel que su competencia. Esto significa que la crisis es transversal a todas las ideologías y a todos los perfiles de consumidor, lo que un posicionamiento específico no cambiará nada.
Esto ha arrinconado a la prensa y la ha situado en una incómoda posición en la que su única razón de existir está de lado de empresas, partidos políticos o instituciones, sin ningún apego ya los pocos lectores que les van quedando y que peligrosamente están migrando hacia intet y otros diarios alternativos. Otro efecto de la crisis. Y la prensa sigue sin levantar cabeza.
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