El envejeciento de las células y del organismo es el mayor factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades asociadas a la edad, incluidas las enfermedades renales y el cáncer, que son más frecuentes a partir de los 4550 años, tanto en hombres como en mujeres.
Así, el marcador de longitud telomérica, que mide el extremo de los cromosomas, pone en evidencia que las personas con un envejeciento acelerado también están en mayor riesgo de desarrollar algún tipo de tumor. Así lo ha explicado la Dra. María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en la inauguración del XLIII Congreso Nacional que la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) celebra en Bilbao: “entender los mecanismos los cuales nuestras células envejecen nos ayudará a prevenir las enfermedades asociadas”.
La conferencia magistral de la Dra. Blasco se ha centrado en la senescencia celular, ‘una respuesta de nuestras células que previene la aparición de distintas patologías. De hecho, las células del cáncer tienen que escapar a la senescencia para así poder hacerse malignas’.
La terapia génica con telomerara ya funciona en ratones
Evitar, retrasar o disminuir la incidencia de cáncer es algo fundamental para la medicina del futuro, teniendo en cuenta el aumento de la longevidad en humanos y con ello de la incidencia de los tumores. En ese reto juega un papel crucial ‘entender los mecanismos los cuales envejecen nuestras células. Asismo, es necesario ser capaces de identificar de manera prematura a aquellas personas que están en riesgo de desarrollar el cáncer, para así poder detectarlo a tiempo o prevenirlo’, según la Dra. Blasco.
Según la directora del CNIO, ya es posible modificar la longevidad de un organismo alterando sus genes; se ha conseguido en distintas especies, incluido el ratón: ‘en mi grupo hemos demostrado que, incluso sin alterar los genes, y mediante el uso de una terapia génica con telomerasa, también es posible retrasar significativamente las enfermedades asociadas al envejeciento fisiológico en ratón y ende aumentar la longevidad’. De hecho, se ha demostrado que ratones que tienen telómeros (los extremos de cada cromosoma) cortos desarrollan problemas renales e hipertensión.
Terapia celular en enfermedades renales
La terapia celular en Nefrología está aún en fases iniciales; se conocen muchos datos probados en anales, pero pocas evidencias clínicas. El principal uso ya demostrado es un complemento al trasplante: se ha demostrado en pacientes con trasplante de donante vivo que la terapia con células mesensquales de médula ósea autólogas (que son complementarias a la acción de los inmunosupresores), junto a la administración de algunos anticuerpos, logra que haya menos infecciones, disminuya el rechazo y aumente la esperanza de vida de los pacientes.
Sin embargo, el momento, la regeneración del riñón con terapias celulares es posible y se encuentra en una fase muy experental, aunque hay evidencias de experentos en ratas en los que se ha comprobado que las células anteriormente citadas aceleran de alguna manera la curación de la glomerulonefritis en ratas y favorecen la regeneración renal en modelos experentales de insuficiencia renal crónica.
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