semFYC propone regular los cigarrillos electrónicos igual que el tabaco

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Tras el anuncio del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de prohibir los cigarrillos electrónicos en centros educativos y sanitarios, en el traste público y en las dependencias de las administraciones, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), a través de su Grupo de Trabajo de Abordaje al Tabaquismo (GAT), ha elaborado un documento de posicionamiento en el que propone su regulación como un producto de tabaco más.

Para esta sociedad científica, que representa a más de 20.000 profesionales de Atención Praria (AP) de toda España, se debería informar de los peligros para los niños y litar su publicidad, tal y como está vigente en la actual Ley Antitabaco. Asismo, cree que el Ministerio debería ampliar lo antes posible su prohibición a todos los lugares públicos cerrados, ya que representan un riesgo para la salud pública y pueden ser una puerta de entrada al consumo entre los más jóvenes.

 

Teniendo en cuenta que no hay estudios que demuestren su seguridad y eficacia para dejar de fumar, los médicos de familia consideran necesario investigar más para valorar su seguridad a corto y largo plazo y su eficacia como método de abandono del tabaco. ‘Pero incluso antes de seguir investigando, sería preciso garantizar científicamente el contenido del líquido que se vaiza. En este sentido, se podría realizar un seguiento de su consumo a través de la Encuesta Nacional de Salud’, admite la doctora Ana Mª Furió, coordinadora del GAT.

 

En el últo informe realizado el pasado mes de julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) se indica que no hay evidencia científica consistente para apoyar su uso terapéutico. Por otra parte, la OMS ha prohibido expresamente a los fabricantes que anuncien este producto como una forma de tratamiento del tabaquismo. La Food and Drug Administration (FDA) no considera estos dispositivos como válidos para ayudar a dejar de fumar. Un estudio reciente de la agencia americana manifiesta algunas preocupaciones presencia de toxinas, emitidas en concentraciones bajas, durante el proceso de vaización de ciertos cartuchos.

 

También la Unión Europea acaba de aprobar una directiva en la que propone que deberían ser regulados ya sea como medicamentos o como productos de tabaco. En este últo caso, no deben contener una concentración de más de 20 mg/ml de nicotina, siendo de 2 ml el tamaño máxo de los cartuchos de un único uso.

 

Tal y como se señala en el documento del GAT, la mayoría de las preocupaciones de seguridad con respecto a los cigarrillos electrónicos se refieren a la falta de reglamentación de las sustancias utilizadas y las inconsistencias en el control de calidad. ‘La actual ausencia de supervisión de la autoridad sanitaria facilita que haya una variabilidad significativa entre los dispositivos, y la administración y cantidad de nicotina’, asegura la doctora Furió.

 

Los cigarrillos electrónicos no son seguros

Hasta la fecha, la mayoría de los estudios realizados sobre estos productos tiene escasa calidad científica, llevándose a cabo con poco rigor y con un número pequeño de muestras. Sin embargo, se pueden extraer algunas conclusiones:

 

  1. Una puerta de entrada al consumo de tabaco s entre los jóvenes.
  2. Volver a normalizar el tabaquismo.
  3. Convertir a los exfumadores en consumidores de cigarrillos electrónicos, evitando la abstinencia completa y exponiendo su salud a un nuevo y desconocido tóxico.

 

Conviene saber…

Los cigarrillos electrónicos son un producto nuevo de consumo, que se anuncia con un riesgo supuestamente menor para la salud que el tabaco tradicional. Estos dispositivos están compuestos una batería, un atomizador y un cartucho reemplazable. Parece ser que la mayoría de cartuchos reemplazables contienen nicotina suspendida en propilenglicol o glicerina y agua, pero algunos también contienen componentes potencialmente peligrosos (formaldehído, acetaldehído, acroleína, nitrosaminas y metales pesados) con variaciones tantes entre los diferentes modelos. En realidad, ningún organismo alentario ni sanitario puede garantizar el contenido real del líquido de los cartuchos reemplazables.

 

Estos productos están diseñados de forma silar a los cigarrillos clásicos, liberan determinadas dosis de nicotina y otras substancias mediante un proceso de calentamiento que prociona, en ocasiones, el mismo sabor que un cigarrillo clásico. La nicotina se inhala a través de las vías aéreas directamente, lo que su potencial de incrementar la adicción es elevado.

 

Su producción se inició en China en el año 2006 y se fue extendiendo su consumo rápidamente todo el mundo. En nuestro país se empezó a comercializar en tiendas especializadas, y su venta se ha disparado en los últos dos años. Recientemente, el Comisionado para el Mercado de Tabaco permite su venta en los estancos como ‘productos para el fumador’, pero aún no se dispone en España de datos fiables sobre su consumo.

 

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