La diabetes es la prera causa de amputación de extremidades en el mundo, pero su tancia no va acorde a la percepción que se tiene de ella. ‘Si a alguien se le dice que tiene cáncer lo recibe como una noticia grave. Es una amenaza de muerte. Si se le dice que tiene diabetes o una úlcera en el pie diabético se entiende que es un mal menor. Sin embargo, el 50% de los pacientes diabéticos que debutan con una úlcera va a morir en los próxos cinco años’, según ha dado a conocer la doctora Pilar Vela, responsable de la Unidad de Pie Diabético del Hospital Universitario de Cruces, de Bilbao, en el marco de la VIII Reunión Nacional de la Sección de Pie Diabético que la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) ha organizado en Cádiz.
La Unidad que dirige la doctora Vela (nació en 2011) ha conseguido reducir en un 35% las amputaciones mayores y, en este tiempo, ha formado a más de 100 profesionales de Osakidetza, a través de talleres, en la detección y derivación precoz del pie diabético. Esta experta reconoce que hay varios hospitales en el País Vasco y en otras regiones que les solicitan información y les comentan que les ‘han copiado’ el modelo (su información está toda en intet), ‘un motivo de orgullo’, si bien ahora se encuentran inmersos en un proceso de recolección de nuevos datos ‘para demostrar que no sólo salvamos extremidades y salvamos vidas, sino que además ahorramos dinero’.
La doctora Vela narra que desde 2007 empezaron a trabajar en la idea de la Unidad y que la negociación con la Administración fue larga: ‘Cada paso que se da cuesta mucho’. Argumenta que hay que trabajar en el ámbito regional y nacional en convencer a las autoridades sobre la tancia de estas unidades. ‘Se ha demostrado en Europa y en Estados Unidos que poner en marcha este tipo de unidades puede disminuir hasta en un 70% el número de amputaciones de extremidades inferiores. Uno se pregunta, si esta evidencia es tan potente, qué no se lleva a cabo’, agrega.
En este sentido, la doctora Rocío Merino, del Hospital Virgen de la Victoria, de Málaga, apunta que todos los recursos que se empleen en la formación, educación y vigilancia del paciente son muy tantes para evitar que lleguen a fases tan avanzadas y, además, van a permitir ahorrar costes a la Administración. Y es que un 30% de las personas mayores de más de 60 años tiene diabetes y es una población frágil. ‘Si les amputamos convertos a esa familia en un drama. Además, hay que recordar que sólo un 30% de los amputados va a poder utilizar una prótesis para volver a caminar’.
‘Estos pacientes suponen un gran coste’, señala la experta, que explica que en Andalucía, los 56.000 pacientes con pie diabético producen 74.000 ingresos hospitalarios, con una estancia media muy alta (más de diez días) y con una mortalidad hospitalaria también muy elevada, el 8%. Agrega que hay que emplear los recursos antes, formando al paciente en los centros de salud. ‘Ahora que tenemos la historia clínica informatizada, los pacientes deben estar citados para el aula de diabetes y su enfermera le debe formar para que sepa autocuidarse’, añade.
Por su parte, la doctora Vela recuerda que la mayoría de éstos diabéticos pierden la sensibilidad y cualquier traumatismo o roce del zapato les provoca una úlcera, a lo que si se añade ‘que les falta riego y que se les puede infectar, entonces es cuando existe el riego real de pérdida de la extremidad’. Además, son pacientes con una muy mala calidad de vida, al punto que ‘un paciente con una úlcera activa tiene peor percepción de calidad de vida que un paciente amputado, ya que si se le apunta, el paciente ve que se acabó el problema, de no ser así, siente que se le cronifica’.
Para la doctora Merino, se debe establecer como sistema prioritario, a nivel de política sanitaria estatal, circuitos de derivación y unidades pie diabético, con equipos multidisciplinares interrelacionados, para que cuando los pacientes salgan del hospital ‘no caigan en un lbo en el que cuando haya una complicación no puedan volver. Debe existir una línea abierta siempre de pacientes entre Atención Praria y Especializada’.
La doctora Merino fue la encargada, durante la Reunión, de presentar el consenso de la SEACV, que se publicó en enero de 2012, sobre pie diabético y que se llevó a cabo entre profesionales de diversos niveles, tanto cirujanos generales, intensivistas, microbiólogos, infectólogos y cirujanos vasculares. Según sus palabras, en este consenso se estableció un protocolo de actuación entre Praria y Especializada para tratar la infección ‘en el mejor sitio, en el mejor momento y con los mejores resultados’.
Del Consenso hay que destacar, según esta experta, el esfuerzo detectar la infección en las fases más tempranas a través de la educación de los pacientes. ‘Es tante que sepa reconocer el mismo cuándo ha aparecido una úlcera y cuándo una úlcera no va bien. Estos pacientes pueden tener problemas de movilidad o de visión y pueden tener úlceras en zonas no accesibles del pie. Hay que enseñarles cómo cuidarse los pies y cómo vigilárselo. De forma que puedan acceder a atención sanitaria cuanto antes. Las úlceras tienen mucho mejor pronóstico cuando la infección se detecta y se trata en las fases más incipientes que cuando se asocian otras complicaciones como la perfusión, la isquemia o la falta de riego’, asegura.
Por últo, la doctora Merino considera que el Consenso se debe ajustar a cada hospital, ya que es un protocolo de actuación a nivel general: ‘Estamos hablando de utilización de antibióticos, y cada centro tiene sus propios gérmenes’.