La ecocardiografía, útil para estratificar mejor el riesgo cardiovascular y monitorizar su evolución

SEMInterna
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En el marco de la X Reunión de Riesgo Vascular y la II Reunión de Ecografía Clínica que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) celebra los días 8 y 9 de mayo en Alicante, se actualizarán las múltiples herramientas y plataformas disponibles para el aprendizaje y difusión de esta técnica en la práctica diaria de los internistas, incluyendo redes sociales, grupos de ecografía, apps móviles y ecografía ultratátil.

 

Según explica el Dr. Gonzalo GarcíaCasasola, coordinador del Grupo de Ecografía Clínica de la SEMI, en los pacientes con riesgo cardiovascular la ecocardiografía sirve para valorar si existe lesión de órgano diana (cuantificación de la masa ventricular, tamaño de la aurícula izquierda, valoración de la disfunción diastólica) y, en los pacientes con enfermedad cardiovascular establecida o de riesgo cardiovascular alto o muy alto, para monitorizar su evolución a lo largo del tiempo.

 

Para este experto, ‘la ecocardiografía sirve, sin lugar a dudas, para clasificar mejor a los pacientes con riesgo cardiovascular, especialmente entre quienes tienen riesgo ligero o moderadamente elevado”. Así, añade “si en este grupo de personas detectamos ciertas lesiones ecocardiográficas (aumento de la masa ventricular o del tamaño auricular o alteración del flujo transmitral) u otras lesiones de órgano diana, los objetivos terapéuticos deben ser mucho más estrictos’.

 

Por otra parte, la ecografía se considera la prueba de elección inicial en los pacientes en los que se sospecha de esteatosis hepática, enfermedad en la que se produce una infiltración grasa del hígado, que puede deberse, entre otras causas, al consumo excesivo de alcohol, la hepatitis C o la toma de determinados fármacos.

 

Cuando no se dan estos factores, la esteatosis hepática (no alcohólica, EHNA), suele asociarse al síndrome cardiometabólico (pacientes con obesidad, diabetes o dislipemia). Tal es así, que se considera como la manifestación hepática del Síndrome Metabólico.

 

Su prevalencia en pacientes con factores de riesgo cardiovascular puede alcanzar hasta el 90% en pacientes con obesidad mórbida, el 70% en pacientes con diabetes o el 50% en pacientes con dislipemia. En población general esta prevalencia se sitúa en torno al 2030%.

 

‘A pesar de ello –explica el Dr. Luis M. Beltrán Romero, ponente de la Reunión, la fisiopatología de la EHNA y su relación con la enfermedad cardiovascular es compleja y aún no es completamente conocida, si bien cada vez hay más datos que apuntan a un aumento de morbortalidad cardiovascular en pacientes que la presentan’.

 

En este sentido, el Grupo de Trabajo de Riesgo Vascular de la SEMI actualmente está desarrollando un proyecto para conocer las características y la evolución natural de los pacientes con esteatosis hepática (popularmente conocida como hígado graso).

 

Para el Dr. Beltrán, la ecografía es una prueba inocua, rápida y accesible que presenta una rentabilidad diagnóstica muy buena en estos casos (85% de sensibilidad y 93% de especificidad para detectar esteatosis hepática moderadasevera). Como litaciones cabe destacar que su precisión se reduce en los casos de esteatosis leve (<2030% de infiltración grasa del hígado) y en pacientes con obesidad mórbida, señala.

 

Dada su tancia, la fibrilación auricular será otra de las patologías que se abordarán en el marco de estas jornadas. Esta enfermedad, que en España afecta al 4,4% de los mayores de 40 años y el 15% de las personas de más de 80 años, se caracteriza el desarrollo de un ritmo cardiaco irregular (desacompasado), habitualmente muy rápido (fibrilación auricular con respuesta ventricular rápida) que puede favorecer el desarrollo de insuficiencia cardiaca y angina de pecho y aumentar el riesgo de padecer embolias, fundamentalmente cerebrales.

 

Los factores de riesgo para su desarrollo son fundamentalmente la edad, la presencia de enfermedad valvular previa, la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca y la hipertensión arterial.

 

Su tratamiento se basa en el control de la velocidad del corazón (frecuencia cardiaca) y en la prevención de la formación de coágulos en el interior de este para reducir así el riesgo de embolias.

 

‘En la SEMI estamos desarrollando un estudio, aún en fases iniciales de diseño, para conocer las características de estos pacientes atendidos en Servicios de Medicina Interna y para evaluar si su tratamiento se ajusta a lo recomendado las guías’, comenta el Dr. Jose María Mostaza, coordinador del Grupo de Riesgo Vascular de la Sociedad.

 

Asismo, este Grupo también ha puesto en marcha un proyecto para conocer el riesgo cardiovascular, la forma de presentación de la enfermedad cardiovascular y los tratamientos cardiovasculares en pacientes muy ancianos.

 

‘En el paciente anciano existen numerosos retos. En prer lugar que hay pocos datos referidos a cómo manejar el riesgo cardiovascular de estos pacientes. La mayoría de estudios se han dirigido a evaluar la eficacia de diversos tratamientos en gente joven pero muy pocos en gente mayor lo que no existen evidencias definitivas de la eficacia de muchos tratamientos a esta edad. Además, estos pacientes toman muchas medicaciones (poledicados) lo que la posibilidad de interacción entre las diferentes medicinas es muy elevada, lo que aumenta la tasa de efectos adversos’, explica el Dr. Mostaza.

 

 

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