Como refleja el últo informe realizado Kantar Media, en los últos años Facebook y Twitter han adquirido más de 90 empresas con el objetivo de ampliar su ‘territorio de influencia’ y encontrar nuevas fuentes de talento. Una de las adquisiciones más sonadas ha sido la de Instagram parte de Facebook. Una compra que, tras el reconocido interés de Twitter, dio lugar a una situación de competencia directa entre las dos redes sociales que permitieron sacar a la luz las silitudes existentes entre ambas.
Sin embargo, en esta ocasión las posibilidades de guerra parecen más que poco probables. En prer lugar, que los planes de futuro de Facebook pasan dejar de ser una sple plataforma social y convertirse en una enorme conglomeración de medios sociales. Lo cierto es que hasta el propio Mark Zuckerberg, creador de Facebook, ya admitió que esta red social ya no es vista como ‘guay’ y, en consecuencia, poco a poco va a ir alejándose de su marca en busca de expandir y establecer otra pretensión: hacer del mundo un lugar más interconectado.
En segundo lugar, que las vértebras de Twitter son las noticias y la instantaneidad. De hecho, se prevé que próxamente la red social se convierta en un servicio global de noticias, para lo cual necesitará asegurar fuentes de ingresos sostenibles como prioridad esencial. En este sentido, el interés de Twitter de la ‘doble pantalla’ (ver y twittear de manera sultánea) radica en la posibilidad de crear insights de qué aspectos de un espectáculo o un anuncio tienen repercusión. Lo que procionaría a los anunciantes información muy valiosa y a la red social la generación de ingresos vitales.
En definitiva, cabe señalar que la rivalidad vigente entre Facebook y Twitter no parece ser sinóno de enfrentamiento. Y la rivalidad, mucho que las apariencias engañen, no siempre desemboca en una crónica de guerra anunciada.
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