No están siendo buenos tiempos para Burger King. Los escándalos que han provocado sus trabajadores han hecho que la atención mediática se centre en esta cadena de restauración. Las huelgas de trabajadores por sus condiciones laborales en restaurantes de Asturias y los comentarios homófobos de uno de los trabajadores de seguridad de una franquicia en Madrid les han puesto en el punto de mira.
El sábado 29 de noviembre saltó a las redes sociales un incidente homófobo ocurrido en torno a las 22 horas en el establecimiento que la cadena Burger King tiene en la Plaza de los Cubos, en pleno centro de Madrid. Una pareja de gays era advertida por un guardia de seguridad del restaurante ante la actitud cariñosa de ambos. El incidente saltó a las redes sociales provocando una ola de críticas a la cadena de restaurantes. Días después se produjo una gran ‘besada’ en el mismo restaurante de un grupo de manifestantes en defensa de los derechos LGTB. En este caso, la falta de respuesta de la compañía y desentenderse de los acontecimientos provocó el efecto contrario, y en vez de la disuasión se produjo el efecto llamada. El impacto de la ‘Besada’ llegó hasta programas de televisión e informativos.
Precisamente el incidente de Burger King sirvió para que muchos activistas aprovecharan este hecho en la cadena de restaurantes para reivindicar una legislación específica contra las agresiones y manifestaciones homófobas. La respuesta desde Burger King fue contestar de manera individual (aunque utilizando el mismo mensaje) a través de Facebook, la red social por excelencia de la cadena de restauración. Además, este incidente ha animado a que salgan a la luz otros casos de homofobia por parte de trabajadores de Burger King. En concreto, Onda Arcoiris recogía la semana pasada un testimonio de un joven que había denunciado también a un empleado de la cadena de restauración por insultos y ataques homófobos. Un nuevo incidente en el historial del ‘rey’ de las hamburguesas.
Pero Burger King tiene ahora otro problema de cara a la opinión pública. En este caso el problema llega por las protestas y huelgas de 90 trabajadores de tres restaurantes de la franquicia en Gijón. Los empleados protestaron en tres jornadas de huelga contra los recortes salariales y de derechos que aseguran estar sufriendo. La respuesta por parte de las autoridades de la ciudad ha sido la de apoyo a los trabajadores.
Desde Burger King la respuesta ha sido siempre la misma, y amparándose en que los problemas que se están produciendo en los restaurantes de la marca se producen con trabajadores, bien dependientes de un franquiciado o empresas subcontratadas, poco margen de maniobra tienen. El hecho de que los incidentes que han saltado a los medios de comunicación no dependan directamente de Burger King no ha mermado el sentimiento de responsabilidad de la cadena por parte de la opinión pública.
Ahora desde Burger King y su equipo de comunicación en España, encabezado por el director de comunicación para EMEA, Bryson W. Thornton, se enfrentan a la ardua de gestionar la imagen y reputación de la marca de comida rápida en España, que curiosamente hace unos días celebraba la apertura de su restaurante número 600 en nuestro país. ¿Cómo actuará la compañía a partir de ahora para restaurar su imagen?
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