Alberto Avendaño, un gallego a la cabeza del periodismo en español en Washington

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La historia de Alberto Avendaño ilustra a la perfección el llamado ‘sueño americano’. En diciembre de 1991, este español apasionado de la literatura decidió hacer las maletas, dejar su amada Galicia y partir hacia Texas, Estados Unidos. 25 años después, es un referente dentro del periodismo hispano en la capital norteamericana, tras convertirse en el 2000 en director de ‘El Tiempo Latino’, el principal periódico en español de Washington, D.C.

Aprovechando una visita exprés a Madrid para participar en la primera edición de ‘EFE Fórum Hispano’, un evento organizado por el centro de estudios ‘The Hispanic Council’ y la agencia EFE, en conmoración de la celebración del mes de la herencia hispana en Estados Unidos, prnoticias quiso conversar con él acerca de su trayectoria y del panorama periodístico norteamericano. Sus palabras revelan una personalidad inquieta, valiente y comprometida que, a pesar del éxito alcanzado, sigue trabajando para conquistar metas más altas. Una de ellas: la defensa de los derechos de los hispanos.

¿Cómo fue ese proceso de comenzar de cero en otro país y en otra profesión?

Te voy a resumir 25 años en 25 segundos. Mi formación es periodística en Estados Unidos y también lo es en España. Fui director de programas en la televisión pública de Galicia durante bastante tiempo y he colaborado en prensa. En un momento determinado me tengo que marchar a Estados Unidos por razones familiares/profesiones. Yo empiezo desde cero, con la experiencia inmigrante habitual, pero sin cruzar una frontera de manera irregular, sino al lado de una mujer cubana tejana. Entonces la llegada requiere aprender los códigos de la nueva sociedad. Me reinvento, me meto en la escuela de periodismo, saco mi titulación de periodista de Estados Unidos también, acabo en la Universidad Johns Hopkins enseñando Literatura, porque es mi otro mundo (soy traductor al gallego de personajes como Edgar Allan Poe y otros clásicos de la literatura estadounidense y británica) y en un momento determinado acepto el reto de hacerme cargo de un periódico hispano.

Ese periódico es ‘El Tiempo Latino’, un medio que era muy conocido y popular entre los hispanos de la capital estadunidense, pero que bajo tu gestión se disparó hasta el punto que el famoso Washington Post lo adquirió. ¿Qué hiciste para lograrlo?

Bueno la prensa hispana, sobretodo en papel en Estados Unidos, tiene desde mi punto de vista mucho recorrido que hacer todavía, pero hay grandes empresas ya como ‘La Opinión’ y otros grupos. Cuando yo me decido a reinventar ‘El Tiempo Latino’ lo primero que hago es mirar una referencia. Como estoy en Washington, mi referencia es ‘The Washington Post’. Naturalmente los hispanos lo primero que te dicen es: ¡este gallego está loco! Pues en el 2001 establezco una relación editorial (con ellos) y en el 2004 nos compran. Hoy ‘The Washington Post’ pertenece a Jeff Bezos, dueño de Amazon y en este momento ‘El Tiempo Latino’ está trabajando el tema de contenidos de una manera fuerte; aunque estamos en una transición empresarial y cultural.

¿Diríamos que esa es la historia resumida de tu sueño americano?

Es la historia de una reinvención, de entender los códigos culturales del nuevo país, los cogidos culturales en su complejidad. No hay un Estados Unidos ‘anglo’, porque lo ‘anglo’ de Estados Unidos es también tremendamente sofisticado. Pero tampoco hay un Estados Unidos hispano monolítico, sino tremendamente diverso. Entender eso te da las herramientas para integrarte en la sociedad estadounidense y cambiar la realidad.

Una realidad que para ti es muy exitosa si consideramos los logros alcanzados por el periódico. Entre los múltiples premios recibidos solo el año pasado destaca el de ‘Mejor Semanal Hispano en los Estados Unidos’. Eso sin contar los premios individuales por las noticias, fotografías, vídeo, diseño editorial o sitio web. Desde el punto de vista periodístico, ¿qué valor tiene ‘El Tiempo Latino’ para la población hispana y para el periodismo que se hace en Estados Unidos?

Somos un equipo muy pequeño, pero creo que contribuimos enormemente a la trasformación social y al impacto comunitario. Esto es verdad porque lo digo yo, pero sobre todo porque tengo muchos ejemplos que lo prueban. No solamente los premios nacionales de periodismo que hemos recibido, o los premios personales por historias que yo he hecho o que ha hecho el periódico; sino porque te puedo dar nombres, apellidos y rostros de inmigrantes a los que un medio de comunicación como el mío le ha cambiado la vida o les ha ayudado. Esa función de contribución comunitaria y de impacto en la realidad es algo que está en el ADN de los medios de comunicación en general, pero fundamentalmente de los medios de comunicación latinos de Estados Unidos.

¿Podrías citarnos algún ejemplo?

Tengo muchas historias emocionantes que te puedo contar. Una abuela que me llega a la oficina con sus cuatro nietas diciendo que a su hija la había detenido la policía y estaba en una cárcel de detención para inmigrantes en Virginia. Publicamos la historia, hacemos fotos de las niñas y de la abuela y explicamos el concepto. De repente, un abogado nos llama y nos dice que leyó la historia, fue al centro donde estaba la mujer esta y cuando llega allí se encuentra que la primera página donde aparecía la foto de la abuelita con las nietas estaba pegada en la pared de la celda. Ella al verlo le dijo al abogado: ‘Cuando me trajeron esto sabía que iba a ocurrir un milagro y usted es mi milagro’. Este señor acabó entrevistando a la inmigrante, descubrió que había sufrido violencia doméstica y la acogió a una cláusula de la ley para sacarla del centro de detención. Como esta, hay muchas historias de impacto comunitario que ocurren cuando la cobertura no son solamente las diatribas de políticos hablando unos contra otros, sino cuando haces reporterismo de la realidad humana de las personas a las que sirves. Esa es la base del periodismo para mí.

Según he leído en Internet, el periódico publica 50.000 ejemplares cada viernes, en unos 1.700 puntos de distribución en todo el área metropolitana de Washington DC y tiene más de 120.000 lectores semanales. Sin embargo, ahora que se habla más que nunca de la crisis del papel, ¿crees que ese tipo de periodismo tiene futuro en Estados Unidos?

Durante un tiempo sí, pero llegará un momento en que estaremos contra las cuerdas y de alguna manera se está viendo ya la crisis. El problema es que el mundo publicitario está tremendamente fragmentado porque hay muchos sitios donde depositar el mensaje y las empresas y los periódicos en papel están sufriendo esa realidad. En Estados Unidos todavía hay unos nichos donde el inmigrante reciente y digamos las familias de escalafón económico más bajo todavía utilizan el papel, no solo para informarse, sino para la sección de clasificados de periódicos latinos. Entonces, en ese sentido tenemos un recorrido un poquito más largo que en inglés. También la comunidad latina de Estados Unidos somos grandes consumidores y usadores de los teléfonos móviles y de acceso a la información a través de lo digital.

Finalmente, a partir de tu experiencia, ¿qué aconsejarías a los periodistas latinos o españoles que deseen incursionar en los medios de comunicación de Estados Unidos, especialmente en los de habla inglesa?

Primero, el mercado es muy duro y los medios latinos no tienen tantos recursos como para absorber mano de obra, por lo que le recomiendo a la gente es la formación. Formase si pueden en Estados Unidos y sacarse su propia titulación estadounidense mejor. Después, explorar el mercado. Algo siempre puede ocurrir y si no puedes entrar en periodismo, hay muchas cosas que puedes hacer. Yo he hecho muchas cosas antes de estar donde estoy ahora.

Seguiremos Informando…
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