Una alianza entre los sectores público y privado en la que participan algunas de las organizaciones sanitarias más importantes del mundo ha anunciado la publicación en JAMA (The Journal of the American Medical Association) de datos de un ensayo clínico fase 1 que estudia una vacuna preventiva contra el virus del Ébola. Los resultados, los primeros publicados sobre la vacuna, sugieren que el régimen administrado fue bien tolerado e indujo una respuesta inmunitaria protectora (fue inmunogénico) en voluntarios sanos. Entre otros hallazgos, el 100% de los participantes en el estudio lograron una respuesta inicial de anticuerpos contra el virus del Ébola que se mantenía 8 meses después de la vacunación. El estudio estuvo dirigido por el Oxford Vaccine Group del Departamento de Pediatría de la Universidad de Oxford y se llevó a cabo en el Reino Unido. La vacuna contra el virus del Ébola está siendo desarrollada por las empresas farmacéuticas Janssen de Johnson & Johnson, en colaboración con Bavarian Nordic. La vacuna se desarrolló en un programa de investigación conjunta con los National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos. Los estudios clínicos se han financiado con ayudas concedidas por la institución europea, Innovative Medicines Initiative (IMI), a un consorcio formado por algunas de las principales instituciones mundiales de investigación que trabajan con Janssen, entre ellas la London School of Hygiene& Tropical Medicine, la Universidad de Oxford y el Inserm, el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia. “La crisis del Ébola en África Occidental dejó un enorme coste humano, se siguen produciendo exacerbaciones de esta enfermedad y el mundo tiene que estar mucho mejor preparado para el siguiente brote epidémico”, declara Paul Stoffels, M.D., Chief Scientific Officer de Johnson & Johnson. “Este estudio sugiere que el régimen de vacunación inducción-refuerzo en investigación de Janssen, si obtiene la aprobación de las autoridades sanitarias, podría ser una herramienta importante en las estrategias mundiales para ayudar a prevenir otra epidemia de Ébola.”
En el estudio fase 1 evaluó una vacuna que contenía dos componentes basados, respectivamente, en la tecnología AdVac® de Crucell Holland B.V., una de las empresas farmacéuticas de Janssen y la tecnología MVA-BN® de Bavarian Nordic A/S. La vacuna fue administrada a voluntarios sanos que recibieron una dosis de la vacuna para la inducción de su sistema inmunitario y seguidamente la vacuna complementaria para reforzar su respuesta inmunitaria, con el fin de evaluar la duración de la inmunidad. La vacunación de inducción-refuerzo es una estrategia de eficacia comprobada para la prevención de distintas enfermedades infecciosas. “Datos recientes que ponen de relieve la persistencia del virus del Ébola en los líquidos corporales. La posibilidad de transmisión sexual del Ébola a través de los supervivientes confirma la importancia de encontrar una vacuna robusta y duradera para esta enfermedad,” explica el Dr. Matthew Snape del Oxford Vaccine Group y el autor principal del estudio. “Estos resultados indican que la respuesta inmunitaria inicial con la vacuna AdVac se ve potenciada por el refuerzo de MVA-BN, con lo que se consigue una inmunidad prolongada que puede conferir una protección duradera contra el Ébola en las poblaciones de riesgo.”
En el estudio la mayoría de los participantes fueron aleatorizados de manera enmascarada para recibir vacuna o placebo, mientras que algunos fueron asignados a un grupo abierto que recibió vacuna. El 97% de los participantes aleatorizados a recibir vacuna había generado anticuerpos específicos contra el virus del Ébola cuatro semanas después de recibir una dosis de inducción con AdVac. Además, más de la mitad de los participantes que recibieron AdVac desarrollaron linfocitos T específicos contra el virus del Ébola, un marcador muy importante de inmunidad celular. Estas respuestas inmunitarias se vieron potenciadas con la administración de la dosis de refuerzo de MVA-BN, con lo que se consiguió que el 100% de los participantes desarrollaran anticuerpos específicos contra el virus del Ébola 21 días después de la administración de la dosis de refuerzo, y que entre el 79%-100% de ellos exhibiera respuestas de los linfocitos T dependiendo del intervalo de administración, lo que proporciona una validación del concepto de inducción-refuerzo.
Hay que destacar que 8 meses después de administrar la dosis de inducción, el 100% de los participantes en el estudio mantenían anticuerpos específicos contra el virus del Ébola, mientras que las respuestas de los linfocitos T inducidos por la vacuna persistían en el 77%-80% de los que recibieron el régimen de AdVac/MVA-BN. En cuanto a la seguridad, el dolor en el lugar de inyección fue el acontecimiento adverso notificado con más frecuencia, pero fue pasajero y generalmente leve o moderado. Entre los participantes aleatorizados se notificó fiebre en el 5% de los que recibieron AdVac en comparación con el 4,2% de los que recibieron placebo. En el grupo abierto, el 27% de los participantes notificaron fiebre. Todos los episodios de fiebre remitieron en un plazo de 24 a 48 horas. No se observaron acontecimientos adversos relacionados con la vacuna.
“Cuarenta años después del descubrimiento del virus del Ébola, el mundo sigue necesitando una vacuna aprobada para esta enfermedad,” reconoce el Dr. Peter Piot, Director del London School of Hygiene & Tropical Medicine. “Una vacuna duradera de inducción-refuerzo podría ser un activo esencial en los esfuerzos por proteger proactivamente a la población general en países vulnerables a los brotes epidémicos de Ébola. En vista de los problemas persistentes que estamos viendo con el virus del Ébola, la durabilidad se ha convertido en un objetivo especialmente importante para las poblaciones vulnerables, como son los trabajadores sanitarios y las familias de los supervivientes del Ébola.” “Ante todo, este estudio proporciona una validación importante del concepto de una estrategia de vacunación de inducción-refuerzo contra esta enfermedad”, apunta Yves Levy, CEO del Inserm. “Además,- añade Levy- estos datos indican que la vacuna puede inducir dos tipos de respuesta inmunitaria – dependiente de anticuerpos y celular – que conjuntamente pueden conferir protección a largo plazo contra el virus del Ébola. Estos resultados son hallazgos muy importantes para la lucha contra el virus del Ébola en la que el Inserm ha estado implicado desde el principio.”
Por su parte, Ruxandra Draghia-Akli, Director, Health Directorate, European Commission, and member of the IMI Governing Board, manifiesta que están “satisfechos de ver los resultados positivos que ha obtenido un consorcio financiado con ayudas del programa Ebola+”. Draghia-Akli avanza que “estos y otros muchos estudios del virus del Ébola que se están realizando con ayudas de la Comisión Europa y la IMI, demuestran la posibilidad de formar con gran rapidez equipos de investigación conjunta y asociaciones entre el sector público y el privado para desarrollar soluciones innovadoras frente a las amenazas más acuciantes en la actualidad para la salud mundial. Únicamente si unimos nuestras fuerzas como una comunidad internacional podremos prevenir, controlar y acabar con las pandemias.” El estudio de Oxford proporciona la primera serie de datos de un total de 10 estudios clínicos que se están llevando a cabo en paralelo en Estados Unidos, Europa y África para facilitar el posible registro de la vacuna contra el virus del Ébola en el futuro. El primer estudio de la vacuna se está realizando en un país de África Occidental afectado por el reciente brote epidémico del Ébola en Sierra Leona en octubre de 2015. El brote epidémico de Ébola en África Occidental comenzó en marzo de 2014 y ha sometido a una enorme presión a los sistemas sanitarios de Sierra Leona, Liberia y Guinea. Más de 28.600 personas se vieron infectadas por el virus en tres países distintos, y más de 11.300 personas fallecieron, entre ellas más de 500 trabajadores sanitarios. Lamentablemente, siguen produciéndose exacerbaciones de la enfermedad en la región, más recientemente en Guinea y Liberia, debido a la persistencia del virus del Ébola entre los supervivientes. Los trabajadores sanitarios y de primera línea corren el mayor riesgo en un brote epidémico de Ébola y se beneficiarían enormemente de una vacuna duradera.