Las diferencias en la fisiopatología y la respuesta a los tratamientos entre ambos sexos impulsan la investigación de enfermedades crónicas en mujeres

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En el caso de las mujeres, diversas enfermedades —como la patología cardiovascular— han sido tratadas siempre a imagen y semejanza de los varones, pero en los últimos años diferentes estudios han puesto de manifiesto la existencia de importantes diferencias tanto en la fisiopatología de la enfermedad como en la respuesta a los tratamientos. Por ello, el IX Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico, organizado por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), ha acogido la mesa ‘Mujeres, hombres y viceversa en cronicidad’ para avanzar en esta cuestión.

“Las enfermedades crónicas son diferentes en hombres y en mujeres. La fisiopatología es diferente y la etiología en muchas ocasiones también. Por ejemplo la insuficiencia cardiaca en las mujeres se relaciona más normalmente con la hipertensión arterial de larga evolución mientras que en los varones la etiología fundamental es la cardiopatía isquémica”, afirma la Dra. Alba Riesgo, vocal del Comité Científico del Congreso y ponente de la mesa, quien también señala que “además, a las mujeres se las trata con menor intensidad en las patologías crónicas”.

Por ello, es fundamental hacer más investigación y poner mayor foco en las diferencias entre ambos perfiles de pacientes. “Hasta hace 20-25 años los grandes ensayos clínicos no incluían mujeres en sus poblaciones de estudio. Es notable que hay diferencias y hay que tenerlas en cuenta. Incluso algunas sociedades científicas, como la American Heart Association, están empezando ya desde hace algunos años a publicar guías específicas para el tratamiento de ciertas patologías en la mujer como el Infarto Agudo de Miocardio”.

De este modo, para la Dra. Riesgo, el conocimiento es el mejor arma. “Es importante hacer estudios específicos en las mujeres de patologías tradicionalmente consideradas masculinas. Y también es importante que se reflejen las especificidades en los consensos o guías de práctica clínica médica”, apunta. De esta manera, entre las medidas a considerar, también se apunta a personalizar más el tratamiento; “hay evidencia de que fármacos para un mismo problema funcionan diferente si el paciente es varón o mujer”, comenta al respecto esta experta.

También, las causas de una misma patología son diferentes según el género. “Es verdad que las mujeres premenopáusicas están protegidas por los estrógenos frente a algunas patologías, fundamentalmente cardiovasculares, pero estudios recientes han demostrado que cuando una mujer joven tiene un infarto, es más probable que fallezca que si el paciente es un varón joven”, explica. “Por eso debemos de tratar individualmente a cada paciente y evitar tratar a las mujeres con menos intensidad pensando que quizás ellas tienen menos riesgo porque no es cierto”, concluye la Dra. Riesgo.

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