Actitudes, emociones ante conductas no deseadas de los hijos

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Las emociones que nos suelen abordar cuando vemos en nuestros hijos conductas que no se ajustan a los parámetros que esperamos, son el enfado, la rabia, la ira, la tristeza…. Desde estas emociones no podemos construir conversaciones productivas ni relaciones de confianza.

Nuestras acciones ante esas emociones pueden, ser el castigo o la educación desde la motivación. Podemos elegir, está en nuestra mano. 

Si elegimos castigo…

El castigo tiene la finalidad de eliminar o corregir conductas y comportamientos no deseados, pero no sirve, ya que no enseñamos al niño el comportamiento deseado o alternativo. No se analizan las causas de su mala conducta, ni las posibles acciones para corregirlo.

El castigo provoca rencor, frustración, miedo, desconfianza, ansiedad, todas estas emociones van disminuyendo la autoestima del niño.

El castigo tiene fecha de vencimiento, el niño sólo actuará de forma adecuada ante la presencia de la persona que le está imponiendo el castigo, así pues, de cara al futuro, no hemos conseguido nada.

Si elegimos educación desde la motivación…

Desarrollaremos actitudes y emociones que favorezcan la presencia de un espacio donde el que el niño se sienta seguro. Debemos volver a la calma y a la serenidad.  Desde estas emociones se pueden generar espacios de confianza donde el  niño se sentirá escuchado y respetado y desde ahí empezaremos a construir nuevas conversaciones, nuevas formas de hacer las cosas, nuevas conductas.

No hay que criticarle, ni juzgarle, ni evaluarle. Hay que escucharle desde el  silencio.

No hay que emitir sentencias ni sermones, ni intentar persuadirle, ni convencerle, ni acusarle. Sin juicios se sentirá libre de expresar lo que siente, lo que quiere.

Permitir que se equivoquen es una forma de motivación, permitir que experimenten que es lo mas probable que va a pasar si realizan una determinada conducta.

Una familia que educa con motivación consigue hijos con alas y raíces.

Seguiremos informando…

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