Un simple bronceado puede convertirse en una severa y permanente agresión a la piel

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La luz solar aporta energía y vitamina D, pero la exposición excesiva y sin control a la radiación ultravioleta (UV) puede ser enormemente perjudicial para la salud. Lo que parece un simple bronceado puede convertirse en una severa y permanente agresión a nuestra piel por la acción de los rayos UVA y de los rayos UVB. Ambos principales causantes de la mayoría de cánceres de piel.

Según una investigación publicada en la revista _Cancer__ Epidemiology, Biomarkers & Prevention_ (CEBP) y financiada por los Institutos Nacionales de Salud y el Hospital Brigham and Womens de Boston (EEUU), las personas que han sufrido quemaduras solares graves antes de los 20 años tienen un mayor riesgo de sufrir cualquier tipo de cáncer de piel [1]. Concretamente, un 80% para el melanoma y un 68% para el carcinoma de células basales y escamosas.

La clave, por tanto, está en la prevención. Pese a que la melanina actúa en nuestro cuerpo como fotoprotector, absorbiendo el 99% de la radiación nociva y transformando esta energía en forma de calor, es necesario controlar la exposición solar y utilizar y aplicar correctamente el protector que más se adecúe a nuestra piel para evitar alteraciones cancerígenas a futuro, tanto en menores como en adultos. Con motivo de la celebración del mes del melanoma y de la prevención del cáncer de piel, los expertos médicos de la aseguradora de salud Cigna ofrecen las claves para elegir la loción solar adecuada y darle el uso correcto:

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