Interpreta tu propia vida

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¿Podemos comparar nuestras vidas a una función de teatro, a una película o a una performance? ¿Qué significa interpretar? ¿Somos los protagonistas de nuestras vidas o meros espectadores de las de otros? ¿Quién escribe el guión de nuestras vidas?

Todas estas preguntas y otras que nos pudiéramos hacer nos llevan a reflexionar sobre la vida, y más en concreto sobre la nuestra propia.

No consiste en un mero protagonismo como un valor que nos coloca en un pedestal o reconocimiento, tiene más que ver con estar en el centro de nuestra misión y propósito, conectados con la razón de nuestra creación y con esa misma capacidad de crear aquello nada ni nadie puede hacer por nosotros: nuestra propia vida.

Porque interpretar no es sólo representar un personaje, actuar. Es también dar sentido a algo, y en este caso es dar el sentido a tu propia vida, para lo cual es necesario encontrarlo previamente.

¿Alguna vez te has parado a pensar que la vida que estás viviendo no es la tuya, que es como si te hubieran dado un papel que no te corresponde? ¿Alguna vez has sentido que en vez de protagonista eras un figurante que apenas pasa desapercibido por la película de su vida?

Somos mucho más capaces de lo que pensamos. Lo que ocurre es que muchas veces estamos ajustados a una serie de creencias que hemos asumido desde la infancia y nos las hemos creído, para bien o para mal. Por ejemplo, si nos han dicho que somos buenos con los idiomas, estudiamos filología inglesa y dedicamos toda nuestra vida a dar clases de inglés en una escuela, instituto o academia. Y eso está bien, siempre y cuando no nos encuadre y sea lo que realmente queremos hacer. Sin embargo puede que aparte seamos unos genios escribiendo canciones en inglés, limpiando cristales, cocinando, ayudando a otras personas, decorando nuestro hogar, haciendo cortos, etc.

A lo que quiero llegar es a lo siguiente:

  1. Sólo nos pertenece una cosa y es nuestra vida. Lo que hagamos con ella reflejará qué tipo de personas somos.
  2. Hasta lo que sabemos, sólo tenemos una vida y es un auténtico regalo que podemos dejar guardado en un rincón del armario o podemos abrirlo y disfrutarlo al máximo, explorando infinitas versiones de nosotros mismos.
  3. Dale a play, la vida es un maravilloso juego. No te subestimes, puedes ser lo que quieras ser, aquello con lo que vibra tu alma.
  4. Encontrar tu misión y propósito no significa que tengas que pasarte la vida haciendo lo mismo. Sí, tenemos sólo una vida, pero podemos vivir cuantas vidas queramos en esa misma vida siempre que estemos abiertos a los retos, a los juegos, a divertirnos, a descubrir lo maravillosos que podemos ser si creemos y nos lanzamos a VIVIR.

Así que sal a escena y crea, se tú mismo, tú misma, aunque tengas que empezar improvisando y buscando quién realmente eres. Seguro que jugando, te encuentras.

Seguiremos informando…

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