Las crisis epilépticas son una de las urgencias neurológicas más frecuentes tras el infarto cerebral y las cefaleas. Así se muestra en diferentes trabajos y en los datos preliminares de un estudio llevado a cabo por médicos residentes de neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que han registrado las urgencias neurológicas desde febrero de 2017 en el Servicio de Urgencias del centro, periodo en el que se atendieron 1947 urgencias neurológicas, de las que 209 fueron casos de epilepsia (un 10%).
En el marco de la IV edición del Congreso de la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), que ha reunido a más de 300 expertos en Neurología en Madrid, se debatirán las necesidades y retos actuales en el manejo y control de la epilepsia. Una enfermedad que sufren cerca de seis millones de personas en Europa y más de 4000.000 en España.
Pese a la frecuencia de este problema, los expertos aseguran que existe un retraso en la atención a este tipo de urgencias, en las que está demostrado que actuar en el menor tiempo posible mejora significativamente el pronóstico del paciente. Tal y como ha explicado la doctora Irene García Morales, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, “a partir de nuestra experiencia en la atención urgente de las crisis epilépticas en el hospital detectamos que existe un retraso en la atención tanto en el entorno de las urgencias como en la fase pre-hospitalaria. Hemos visto que la demora en el inicio del tratamiento y control de las crisis conlleva luego una dilación en el control de las mismas y, por tanto, un peor pronóstico”.
A partir de estos datos, desde el Hospital Clínico se ha puesto en marcha, en colaboración con el SUMMA 112 y la SEEP, el proyecto ‘Código Crisis. Plan de manejo urgente de las crisis epilépticas’. Una iniciativa que consta de dos fases. En la primera fase se analizará cómo está actualmente la situación en el manejo de la crisis a nivel pre-hospitalario. Y, una segunda fase, en la que, con la radiografía exacta de los tiempos que hay desde que los servicios de emergencia reciben el aviso hasta que acuden y posteriormente el tiempo que se tarda en llegar al hospital, se elaborarán una serie de protocolos para mejorar el manejo de la crisis en el ámbito de las urgencias en el entorno pre-hospitalario.
“Precisamente”, matizó la doctora Irene García, “lo novedoso de este proyecto es que pretendemos colaborar estrechamente con los servicios de urgencias a nivel pre-hospitalario, ya que son ellos los que atienden primero al paciente. Según datos del SUMMA, desde estos servicios se atienden cerca de 200 crisis epilépticas al mes.
Esta experta ha insistido en que es fundamental acortar los tiempos en los que se atiende a estos pacientes e iniciar el tratamiento precozmente. “Cuando un paciente te cuenta que ha sufrido una crisis diferente o que ha tenido crisis agrupadas con mayor frecuencia de lo habitual se debería establecer un mecanismo de actuación protocolizado para que sea atendido inmediatamente. Pretendemos conseguir realizar todas las medidas diagnósticas y terapéuticas más adecuadas en el menor tiempo posible”, añadió.
El objetivo de este proyecto es establecer protocolos de manejo: cómo medir las constantes vitales, cuándo tomarlas, etcétera, así como qué fármacos y qué dosis emplear, e incluso, qué combinaciones de medicamentos.
Necesidades específicas
En cuanto a las necesidades inmediatas, la doctora Irene García ha señalado que es imprescindible contar con electroencefalogramas en las urgencias, así como en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), que permitan una monitorización urgente del paciente. “Uno de los problemas que hemos detectado”, ha subrayado esta experta, “es que muchas veces no se contacta con el neurólogo desde el inicio. Hay crisis fáciles de identificar, pero hay otras que
de forma clínica no se detectan, por lo que se necesitan la monitorización con electroencefalogramas para confirmar si ese paciente está sufriendo una crisis o, lo que denominamos, estatus parcial, que son crisis recurrentes sin recuperación entre ellas o bien crisis que se prolongan excesivamente.
De este modo, es fundamental que se controle adecuadamente el tratamiento, ya que a veces un paciente está teniendo problemas a nivel de conciencia y no es por una crisis sino por un exceso de medicación”.
Por otra parte, el papel del paciente también es clave. “Nuestra labor también es orientar e informar adecuadamente a los pacientes indicándoles unas pautas de actuación, sobre todo, ante crisis recurrentes o prolongadas o diferentes a las habituales. Y no solo al paciente sino también a la familia, que a veces no es del todo consciente”, concluyó la doctora Irene García.