El Nuevo Centro Médico Ruber Internacional aborda problemas de incontinencia urinaria en ambos sexos y disfunción eréctil de manera integral

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La incontinencia urinaria es un problema social que disminuye nuestra calidad de vida. Un problema principalmente de mujeres-concretamente del 23% frente al 9% de los varones, según el Observatorio Nacional de Incontinencia-que cuenta con múltiples soluciones. Como el uso de sustancias vulcanizantes, mallas o cabestrillos. Sin embargo, para el 20% de las pacientes estas medidas no son suficientes y pueden necesitar el implante de un esfínter urinario artificial. Es una operación compleja con posibles complicaciones que solo se ha practicado mediante cirugía robótica a tres pacientes en España. Dos de esas tres intervenciones han sido realizadas por el equipo de urólogos del nuevo Centro Médico Ruber Internacional, ubicado en el Paseo de la Habana de Madrid. El centro, abierto en junio de este año, cuenta con más de 2.500 metros cuadrados distribuidos en un edificio de cuatro plantas, dotadas con la última tecnología médica. En el que cerca de 70 profesionales, procedentes del Hospital Ruber Internacional y de otros hospitales del Grupo Quirónsalud, ofrece atención clínica completa en 25 disciplinas médicas enfocadas a garantizar la excelencia de sus servicios.

El Servicio de Urología de Paseo de la Habana realiza este tipo de cirugía y ofrece diferentes tratamientos para cualquier incontinencia urinaria, según su tipo (de urgencia o esfuerzo) o gravedad. El equipo de especialistas también es pionero en la liberación del nervio pudendo, situado en la región pélvica, mediante cirugía robótica en pacientes con dolor pélvico crónico. A su vez, el equipo de urólogos ofrece soluciones a problemas de la salud del varón, como la disfunción eréctil o el déficit de testosterona.

La incontinencia urinaria afecta a la capacidad que tiene el tracto urinario de retener la orina que se almacena en la vejiga durante la fase de llenado. Este trastorno puede manifestarse de tres formas distintas: incontinencia urinaria de esfuerzo o estrés, de urgencia y mixta (que combina características de las dos anteriores). En la incontinencia de estrés se produce la pérdida involuntaria de orina con los esfuerzos (coger peso, toser, etc.). Esto se debe a que el esfínter no es capaz de soportar el aumento de presión abdominal. En cambio, la incontinencia de urgencia consiste en un deseo imperioso de orinar difícilmente controlable.

Para los casos más leves de incontinencia de esfuerzo, los tratamientos buscan reforzar las estructuras del suelo pélvico musculo-ligamentosas que sirven de apoyo y sostén a los órganos pélvicos como la vejiga, la uretra y el recto-mediante rehabilitación física, inyección de sustancias vulcanizantes que, cual silicona, cierran un poco la uretra (el conducto por el que expulsamos la micción) y mallas o cabestrillos que sujetan las debilitadas estructuras musculares del suelo pélvico que no son capaces de mantener el cierre del cuello de la vejiga. Según explica el urólogo del Centro Médico Ruber Internacional de Paseo de la Habana, Miguel Sánchez-Encinas estas terapias no son efectivas para el 20% de las pacientes. La última solución disponible es la implantación de un esfínter urinario artificial mediante cirugía laparoscópica y el uso del robot quirúrgico Da Vinci. En este tipo de intervención se introduce una cinta alrededor de la uretra que va conectada a un reservorio, situado en el abdomen. Así como una bomba, situada en el labio mayor de la vagina. “Es un anillo que se rellena con líquido, como un flotador-explica el doctor Miguel Sánchez- y al estar lleno te cierra la uretra y el cuello de la vejiga. Al pulsar un dispositivo, abres el circuito de forma que ese líquido vuelve al reservorio y te da tiempo para miccionar. Al cabo de entre tres y cinco minutos el propio reservorio vuelve a mandar el líquido al anillo para que cierre de nuevo”. Esta operación funciona de igual forma en hombres con incontinencia de esfuerzo severa tras prostatectomia.

En los casos de incontinencia de urgencia, las principales vías de tratamiento son fármacos de vía oral. En caso de fracasar, la otra opción principal es la administración periódica de la toxina botulínica o bótox en el músculo detrusor de la vejiga.

Existen otras patologías del suelo pélvico que se manifiestan con dolor en el pene, los labios vaginales, escroto y periné por compresión del nervio pudendo. “El nervio-según el doctor Miguel Sánchez Encinas- pasa por un canal en la pelvis que puede verse afectado por procesos como, cirugías, partos y traumatismos. Esta neuropatía, que causa dolor pélvico crónico, dispone de un tratamiento mediante cirugía robótica. El equipo de urólogos del Centro Médico Ruber Internacional ya ha realizado esta intervención a seis pacientes distintos.

La disfunción eréctil es un problema habitual que es tratado en este nuevo centro médico y considerado como tal cuando persiste durante más de un mes. Hay dos grandes grupos de pacientes, los psicológicos y los orgánicos. Así como aquellos que comparten un poco de los dos tipos anteriores. La obesidad, la hipertensión, diabetes o el tabaquismo son algunos de los factores de riesgo de una disfunción que puede convertirse en un problema más grave. Dado que todos estos factores inflaman el endotelio- el tejido que recubre la zona interna de los vasos sanguíneos. “La arterioesclerosis-explica el urólogo Miguel Sánchez- comienza por los pequeños vasos del pene y, a medida que la enfermedad no se controla y avanza, afecta a la arteria más importante del organismo, coronarias, arterias cerebrales, aorta”.

La primera línea de tratamiento es farmacológica. Una serie de medicamentos que facilitan la vasodilatación de los cuerpos cavernosos del pene para que entre sangre y se produzca la rigidez y la erección. El 80% de los pacientes tienen una mejoría con este tratamiento. “Hay un 20% que no responden porque tienen un problema grave de endotelio. En estos casos hay que inyectar el vasodilatador directamente en el pene a través de la uretra o en el cuerpo esponjoso de la uretra. Esto funciona en la mitad de casos. Hay un porcentaje de ellos que acaban finalmente en el implante de una prótesis de pene”.

La prótesis de pene consiste en dos cilindros que se insertan dentro de los cuerpos cavernosos del pene (el cuerpo cavernoso es como una especie de cilindro de músculo que lo dilata). “El paciente tiene una bomba en el escroto que bombea el líquido desde el reservorio abdominal. Cuando quieres una erección, bombeas ese líquido y los cilindros se van rellenando. Se ponen rígidos y el pene se va poniendo en erección”.

 

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