Un virus que aísla e incomunica

Rosa García
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Confinamiento, cuarentena, distanciamiento social… El Covid-19 es un virus que, además de tener importantes repercusiones sobra la salud de las personas, aísla y, en consecuencia, dificulta la comunicación. Aísla a nivel social, aísla a nivel emocional y, en el caso concreto de quienes lo padecen, aísla en muchos casos de la posibilidad de comunicarse con las propias familias. Asimismo, su gran capacidad de transmisión y contagio, junto con los protocolos para el manejo de los pacientes con coronavirus, ha hecho que, en ocasiones, la comunicación incluso con los propios profesionales sanitarios haya sido, sobre todo al inicio de la pandemia, bastante difícil.

Sin embargo, la comunicación es un aspecto vital para todas las personas, un instrumento que nos permite transmitir información e intercambiar o compartir ideas y emociones, ayudando así al cuidado de muchas parcelas de nuestra salud. De ello han sido conscientes durante todo este tiempo los profesionales sanitarios, buenos conocedores de la importancia que el cuidado emocional y una adecuada comunicación con las familias puede jugar en la mejoría del diagnóstico y la salud mental de las personas enfermas. “Cuando ellos están tranquilos y saben que las cosas fuera están estables, eso les da muchísima fuerza para seguir adelante y no rendirse. Personalmente, creo que el estado de ánimo influye directamente en la mejora clínica de la enfermedad”, aseguraba en una entrevista una enfermera del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.

En este punto, las nuevas tecnologías han vuelto a demostrar su importante papel para facilitar la comunicación aún en situaciones adversas y combatir la sensación de aislamiento. Así lo hemos visto durante estos días, por ejemplo, en múltiples informativos que mostraban cómo, desde la cama de un hospital o desde una Residencia de mayores, muchas personas hablaban emocionados con sus familiares a través de una tablet o los smartphones de las enfermeras, convirtiéndose en la mejor terapia para muchas de ellas.

Las nuevas tecnologías también han sido de gran ayuda a la hora de facilitar la comunicación de otro colectivo de la población especialmente vulnerable durante lo que Naciones Unidas ha calificado como la crisis más difícil a la que nos enfrentamos desde la II Guerra Mundial. Y es que, en pocos días, los más pequeños vieron que su vida cambiaba radicalmente y, aunque no todos lo han vivido de la misma forma, tampoco todos han conseguido entender los motivos reales que han causado estos cambios. En solo unas horas, los niños pasaron de cubrir su necesidad social de comunicarse y relacionarse con otras personas, por ejemplo, en el colegio o en el parque, a permanecer encerrados en casa, a no poder salir a correr o a jugar y a no poder estar en contacto con sus abuelos, amigos o profesores, todos ellos importantes referentes en estas edades. Esto, sumado al miedo y al hecho de no entender en muchas ocasiones lo que pasa, puede impactar en la salud psicológica de los niños a largo plazo, según alertan los expertos.

Para evitarlo, desde que el 14 de marzo el Gobierno declarara el estado de alarma en nuestro país y el consiguiente confinamiento de la población, estos especialistas señalaron como vital que los más pequeños no perdieran el contacto social. Para ello, los padres se han valido de las nuevas tecnologías, por ejemplo, mediante videollamadas no solo con amigos, abuelos u otros miembros de la familia, sino también con compañeros de clase, profesores y centros educativos.

Las nuevas tecnologías se han erigido así durante el Covid-19 en el principal refugio para la Comunicación de muchas personas, como prueba el hecho de que durante la primera semana del estado de alarma el tráfico de Internet creciese en España un 80%. Y es que, si bien en nuestra condición de seres sociales las personas necesitamos comunicarnos, muchos expertos no dudan en asegurar que muy posiblemente la crisis del Covid-19 marcará “un antes y un después” en nuestros usos y costumbres con respecto a las nuevas tecnologías y a nuestra forma de comunicarnos.

Rosa María García

Directora Área Salud

Estudio de Comunicación

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