14 de octubre, Día Mundial de la Espirometría

Espirometria
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La espirometría es la prueba de función respiratoria más importante y es la inicial en la valoración de la misma. Mide el aire que una persona es capaz de movilizar en función del tiempo. Informa de la capacidad pulmonar y la rapidez con la que somos capaces de movilizarla. Unos pulmones sanos deben tener una capacidad ajustada a su edad; talla y género y ser capaces de movilizar el aire con mucha rapidez (más del 70% de la capacidad debería movilizarse en el primer segundo).

Es una exploración fácil, reproducible, no invasiva y económica. Se ha extendido fuera de los laboratorios de función pulmonar de los Servicios de Neumología y actualmente también está presente en los centros de salud.

El estudio de la función pulmonar es uno de los elementos básicos en la evaluación diagnóstica de los pacientes con sospecha de enfermedades respiratorias, así como de su seguimiento.

Permite responder a preguntas clínicas muy frecuentes:

De acuerdo a el jefe de servicio de Neumología del Hospital La Luz, doctor José María Echave-Sustaeta, la espirometría es imprescindible para el diagnóstico y seguimiento de las 2 enfermedades crónicas respiratorias más frecuentes: el asma y la EPOC.

Este especialista destaca que, según un estudio muy reciente (EPISCAN II), la prevalencia de EPOC en la población española entre 40 y 80 años es del 12%, y el 75% desconoce que tiene la enfermedad porque nunca se le ha realizado una espirometría. La EPOC constituye la tercera causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer; y disponemos de tratamientos que han demostrado reducir dicha mortalidad.

Pero la función pulmonar y la espirometría son aún más importantes. “Su medida nos da información de la “salud respiratoria” de una persona concreta. Muchos trabajos recientes cifran que el origen de muchas enfermedades respiratorias se inicia en edades tempranas de la vida, y que alrededor de un 7-10% de los adolescentes presentan ya niveles reducidos de función pulmonar, y que esto supone un riesgo muy elevado de desarrollar EPOC y asma en el futuro, incluso de otras enfermedades no respiratorias, y es un factor de riesgo de muerte prematura”, asevera Echave-Sustaeta.

Por tanto, “la realización de la espirometría debería generalizarse en edades tempranas de la vida, lo que permitiría identificar precozmente a aquellos niños y adolescentes con un desarrollo pulmonar alterado e intentar averiguar las causas y corregirlo”, concluye el doctor.

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