Además de influir en la forma en la que las personas interactuamos, aprendemos y pensamos, la tecnología también ha revolucionado industrias como la automoción, la informática, las comunicaciones, la educación, la sanidad, el transporte, la ingeniería y el comercio, hasta esta nueva era de infinitas posibilidades. La digitalización y centralización de los historiales médicos de los pacientes hace que las instituciones médicas sean más eficientes. Los pagos a través de la tecnología contactless permiten a los consumidores realizar sus compras de una forma más sencilla y cómoda. El 5G continúa impactando de forma positiva en nuestra forma de vida y en nuestro trabajo. Estos son solo tres ejemplos de los beneficios que ofrece la tecnología, motor de cambios fundamentales que nos acercan al futuro y de la revolución global que parecía imposible hace un par de décadas.
Aunque estas innovaciones son más palpables en algunos sectores que otros, toda industria está inmersa en una permanente transformación tecnológica, del mismo modo que las empresas. Asimismo, hay compañías que se sitúan a la vanguardia de la innovación y el progreso en sus respectivos campos, gracias al uso de su creatividad, su experiencia y los recursos a su disposición, para conseguir superar las expectativas de los usuarios y ofrecer valor añadido.
Vivir una época como la que vivimos, donde las posibilidades que ofrece la tecnología contribuyen en gran medida al desarrollo y a la felicidad de la sociedad, es algo que debemos saber valorar y apreciar. Sin embargo, también es responsabilidad de las marcas asegurarnos de utilizar la tecnología de un modo responsable y ético. No solo de cara a la opinión pública, para lograr una imagen de marca que genere credibilidad y confianza o para asegurar un futuro sostenible, sino también para garantizar que hacemos todo en nuestra mano para promover el bienestar general. Y, por supuesto, sin dejar de cumplir con nuestros objetivos, nuestra misión como empresa y sin alejarnos de nuestros potenciales clientes.
Es cierto que la tecnología es, y siempre debería ser, un instrumento para mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más sencilla y cómoda. Pero también lo es que algunos avances tecnológicos no están exentos de controversia y prejuicios que podrían evitarse. Esta circunstancia ha sido detectada por diversas marcas tecnológicas, que siguen disfrutando de éxito comercial gracias a sus productos al mismo tiempo que son reconocidas por clientes y competidores por igual gracias a sus valores éticos.
Tesla es un claro ejemplo de compañía que apuesta por la tecnología mientras cumple con sus responsabilidades. Desde 2019, todos los coches nuevos de Tesla se pueden girar, acelerar y frenar de forma automática. Pero lo más importante es que esta funcionalidad requiere una supervisión activa por parte del conductor. Tesla hace hincapié en que los conductores deben permanecer siempre al volante, atentos y listos para tomar el control manual en cualquier momento. Y, de esta manera, cumple con sus obligaciones en materia de responsabilidad con sus clientes.
Otro ejemplo es RELX. Nuestra iniciativa ‘Guardian Program’ se apoya en la tecnología para fomentar el uso responsable de nuestros productos, al mismo tiempo que trabajamos de forma estrecha junto a nuestros socios comerciales para evaluar y solucionar cualquier tipo de riesgos. Además, en RELX sacamos el máximo partido de tecnologías de última generación, como la información que nos ofrecen los GPS y las herramientas en la nube, para mejorar nuestras medidas de prevención de acceso por parte de menores. En este mismo sentido, en la actualidad estamos desarrollando un sistema de rastreo que conecta a los compradores con el código de barras de sus productos y la tienda donde fueron adquiridos. Una vez se implemente este nuevo sistema, en RELX seremos capaces de rastrear un producto hasta su punto de venta para medir la efectividad de nuestro programa.
Dada la naturaleza adictiva de los smartphones y las tablets, Apple también ha tomado medidas similares en los últimos años para asegurar un uso beneficioso de la tecnología, a través de herramientas para el bienestar digital, que ayudan a reducir la cantidad de tiempo que los consumidores pasan interactuando con sus pantallas. La aplicación ‘Tiempo de uso’ permite a los usuarios visualizar la cantidad de tiempo que dedican cada día a sus apps. A través de esta funcionalidad se pueden establecer límites diarios para cada aplicación, con el fin de evitar un uso excesivo. Además, los padres pueden acceder a informes de actividad de sus hijos y gestionar sus hábitos de navegación.
El uso cada vez más eficaz de la tecnología en nuestro día a día ha dado lugar a debates sobre cómo deberían ser gestionados y regulados los nuevos avances, como la IA, el 5G, los vehículos autónomos, el Internet de las cosas (IoT) y la robótica, entre otros. Aunque estos debates nunca van a cesar, no deberían disuadir a las marcas tecnológicas de tomar la iniciativa y asumir su responsabilidad en su búsqueda de avances tecnológicos y del éxito. Todas las marcas tenemos una obligación con los consumidores: utilizar la tecnología de forma ética. Los ejemplos antes mencionados son de dominio público y pueden servir de inspiración y aprendizaje para otros. Las marcas tecnológicas, especialmente las que se encuentran rezagadas en este sentido, deben actuar ahora para asegurarse de que cumplen con sus responsabilidad hacia los demás en el futuro.
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